domingo, 8 de enero de 2012

El otro Alien

La mejor historia es la que no se llega a contar. De eso no hay duda. Es lo que se deja a la imaginación lo que puede alcanzar niveles delirantes. No hay nada más libre, más arbitrario y más caótico en posibilidades que lo que nuestra mente puede elucubrar. Dicho esto, no nos sorprende, ahora que lo sabemos, el hilo conductor de Prometheus (2012), la nueva película de Ridley Scott.

Cada vez que veía Alien (1979), la escena que más me intrigaba era aquella en que John Hurt y compañía visitan la nave alienígena y contemplan aquel gigantesco y misterioso ser cuyo origen nunca se explica. La extraña nave, olvidada en un planeta desconocido y su ocupante, quizás muerto muchos cientos de años antes, era en sí misma algo así como un microrrelato o, en todo caso, un buena historia para contar.


Pues bien, de eso trata Prometheus: de narrar la historia de este misterioso alienígena. Un grupo de astronautas terrestres llega al planeta de marras para descubrir los orígenes de la civilización. Space Jockey es el nombre que se le puso a este personaje durante la filmación de Alien y será el eje central de la trama. El mismo Scott lo ha dicho: Alien, al fin y al cabo, es una típica película de suspenso y terror en donde los personajes están condenados a morir uno a uno a manos de un ser perverso –una trama muy popular de las películas serie B en los setenta–.

Fue la originalidad de la ambientación, la escenografía y el logrado alienígena que dio origen a la saga lo que la hizo diferente. Más de treinta años después, se promete la misma estética y similar ambientación, pero la trama será otra: el hecho de no estar solos en el universo y el descubrir la historia detrás del Space Jockey. Aunque bien puede terminar en la eliminación, uno por uno, de los protagonistas: Event Horizon (1997) o Pandorum (2009), por ejemplo.

Fin del cuento. Veremos si nos encontramos con un buen film de ciencia-ficción o, simplemente, habremos sido nuevamente embaucados. Por alguna razón incluso pensé en Sphere (1998). Esperemos que no se le parezca en nada. Lo mejor es ir con la idea de pasar un buen rato. No le pidamos nada más al buen Ridley, pues en su momento nos regaló Blade Runner (1982).

Por cierto ¿por qué ahora todos los tráilers deben sonar como los de Inception (2010), Tron: Legacy (2010) o Transformers: Dark of the Moon (2011)? Y con el mismo estilo de edición además. Una lástima.

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