sábado, 30 de noviembre de 2013

Segundo aniversario

Nuestro primer post fue publicado un 30 de noviembre del 2011, ese fue el inicio de este blog. Han pasado dos años y seguimos aquí, y lo más importante, seguiremos aquí.

En este tercer año seguiremos compartiendo con nuestros lectores aquello que sigue gustándonos tanto y siempre seguirá gustándonos: la música, el cine, la literatura, los cómics y algo de televisión. Esperamos contar con ustedes en este tercer año que aquí se inicia.

Fatman y yo les damos las gracias por estar con nosotros en todo este tiempo.

Compartimos con ustedes un saludo que nos hicieron llegar nuestros amigos los minions (quienes se han quejado porque no hemos comentado sus películas)

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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Thor: The Dark World, solo efectos especiales

La cinta mejora en acción, pero no tiene la emotividad de la primera. 
Thor: The Dark World (2013) es una cinta que desde el inicio luce agotada. Y con eso no queremos decir que no cumpla con entretener a los espectadores. Que es, al fin y al cabo, lo que podemos esperar de una cinta de superhéroes. 

Sin embargo, nos hubiese gustado ver algo más que una película que se sostiene solo por algunas secuencias de acción. Y es que hay una chatura en el desarrollo de la historia, una falta de ambición y de vuelo imaginativo que ni los efectos especiales, ni algunos giros dramáticos, ni el regreso de Loki (Tom Hiddleston) y el resto de protagonistas de la primera cinta, pueden compensar.

Las naves enemigas son dignas de un cinematic de Star Wars.
La historia gira en torno a Malekith (Christopher Eccleston), el líder de los Elfos Oscuros y enemigo de los asgardianos (el pueblo de Thor), que despierta de su sueño, en busca de un arma poderosa que le permitirá destruir el universo cuando se dé una milenaria alineación espacial. ¿Les parece una idea ya conocida? Pero más allá del argumento, el problema es que no hay mayor fuerza en los personajes. 

Chris Hemsworth (Thor) y el resto de actores se limita a repetir una tarea ya sabida, replicando gestos, frases y actitudes, pero sin el sutil aliento o la emoción que Kenneth Branagh (Henry V, Hamlet) supo darle a la primera entrega: Thor (2011). Y es tal vez allí donde radica el principal escollo: Alan Taylor, el director de esta segunda parte, no es Kenneth Branagh: un director capaz de inyectarle emotividad a una escena, combinar con acierto el drama con la comedia y dotar de cierta grandeza a un personaje cuando este lo requiere.
Loki (Hiddleston) logra lucir mejor que el resto.

Por el contrario, Alan Taylor, un director de televisión que tiene en su haber capítulos de series reconocidas como Juego de tronos (Game of Thrones) o Mad Men, simplemente no da la talla. Y no porque carezca del conocimiento técnico o de capacidad para componer un par de escenas; es simplemente que no hay nada en Thor: The Dark World de memorable, de diferente o para celebrar desde el punto de vista fílmico.

Repetimos, hay un par de escenas visualmente entretenidas: la incursión de los Elfos Oscuros a Asgard y el enfrentamiento de Thor con Algrim (Adewale Akinnuoye-Agbaje); la primera por el feroz y mortal ataque de las naves enemigas que sobrevuelan Asgard (digno de un cinematic de Star Wars), y la segunda por el escenario desolador en donde se lucha. Pero es todo. Ni siquiera los viejos compinches de Thor: Sif (Jaimie Alexander), Fandral (Zachary Levi que reemplaza a Josh Dallas), Volstagg (Ray Stevenson) y Hogun (Tadanobu Asano), logran transmitir el carisma de la primera parte.

Sif (Alexander) y el resto de personajes se repiten sin emoción.
Y es que todo es artificial, previsible y esquemático: los diálogos, los momentos dramáticos, las excesivas bromas o gags, o el malvado Malekith, un personaje tan mal compuesto que nunca llega a mostrarse amenazador. Tal vez por esa razón el enfrentamiento final es más un derroche de efectos especiales, trucos y artificios, ridículas persecuciones y escenas graciosas, todo a la vez; antes que una épica batalla entre seres de un poder inaudito.

En ese sentido, la cinta es una mala copia del estilo de Joss Whedon (The Avengers), un director también nacido del mundo televisivo (Buffy, Angel, Firefly), pero que ha sabido equilibrar ese tipo de cine que apela a las frases hechas, las escenas efectistas, el drama ligero y las cuotas de humor, tan comunes en las series norteamericanas.

Malekith es un enemigo intrascendente.
Dicho todo lo anterior, para pasar el rato Thor: The Dark World cumple su cometido (las cuotas de humor –excesivas a nuestro gusto– animan una cinta algo lenta en el primer tercio). Recuerden quedarse hasta el final de los créditos, pues a la mitad aparece una escena que se enlaza con Guardians of the Galaxy (2014); y al final hay otra que cierra la historia de Thor y Jane Foster (Natalie Portman)… por el momento.

Dejamos varios apuntes, con la advertencia de que algunos pueden tomarse como spoilers.

  • Si bien Thor: The Dark World (2013) es tres minutos más corta que la primera cinta dura 112 minutos frente a los 115 minutos de Thor (2011), la película de Kenneth Branagh es tan ligera que se puede ver más de una vez. En cambio, Thor: The Dark World es algo lenta y, a nuestro humilde gusto, con una vez basta y sobra.
  •  La estructura narrativa de la cinta tiene tantas escenas de humor que nos hace pensar en una serie de televisión. Repetimos, es una mala copia del estilo de Joss Whedon. 
Las bromas y gags se hacen excesivos.
  • El personaje de Jane Foster (Natalie Portman) es prácticamente una caricatura de la primera parte. Una lástima porque Natalie Portman es una actriz con una gracia natural que basta para disfrutar su presencia, pero en esta cinta luce poco equilibrada. La escena en que le reclama a Thor su ausencia de dos años es ridícula y más propia de un sitcom. Una cinta de superhérores no tiene por qué tomarse como una comedia boba. Superman (1978) de Richard Donner no lo era. 
Un Odin (Hopkins) sin fuerza.
  • Anthony Hopkins (Odin) luce tan cansado como su personaje y esta vez carece de la nobleza y energía que supo transmitir en la primera parte. Está ahí para decir sus diálogos, poner gesto ceñudo y alzar la voz. Rene Russo (Frigga) va por el mismo camino, el de repetir su personaje sin mayor desarrollo y, claro, para morir sin pena ni gloria y tener la excusa para una escena que busca aportar algo de drama.
  • Loki es otro personaje que termina por volverse repetitivo, como una copia de sí mismo, y sin embargo eso le basta pasa salir mejor parado que el resto. 
Frigga (Russo) y una muerte innecesaria.
Es tan infantil el guion que tras la muerte de Frigga a manos de Malekith, ni Thor (Chris Hemsworth) ni Odin (Anthony Hopkins) derraman una sola lágrima. Si el tema es no herir la sensibilidad de los más pequeños, pues en primer lugar nunca debió darse la muerte de Frigga.

La escena de traición de Loki a Thor es tan obvia que se nota que es una farsa para engañar a Malekith. El que Loki le “corte” la mano a Thor solo hace más obvio el engaño, tanto como ver al poderoso Dios del Trueno tendido sin fuerzas, a pesar de que a lo largo de la cinta una y otra vez muestra su invencibilidad. 
Los Elfos Oscuros son puro relleno.
  • Otra muestra de lo infantil del guion es que de una escena como la muerte de Loki, se pasa a una frase cómica en boca de Erik Selvig (Stellan Skarsgård) frente a un Thor supuestamente apesadumbrado. 
  • La escena inicial replica el clásico inicio de El Señor de los Anillos (Peter Jackson, 2001) que ha sido copiado una y otra vez. Y el enfrentamiento final es por momentos ridículo, con los Elfos Oscuros persiguiendo a Darcy Lewis (Kat Dennings) y Erik Selvig con una torpeza digna de El Show de Benny Hill (si lo ponían en velocidad rápida, solo faltaba la música de aquel recordado programa). 







martes, 22 de octubre de 2013

¿Recuerdas a Heart?

En 1985, en pleno auge del glam metal y cuando la música se difundía principalmente por las radios y la televisión, aparecieron en escena las hermanas Ann y Nancy Wilson liderando la banda Heart que se hiciera conocida en los 70 con canciones como Barracuda.

En aquella época la banda había adoptado el estilo del glam, colocando su disco homónimo en los primeros lugares. Sin embargo, en la década de los 70 el estilo de la banda había sido muy distinto.

Heart es una banda estadounidense nacida en Seattle, sus integrantes han cambiado constantemente siendo las hermanas Wilson las únicas que se han mantenido a lo largo de su historia. La banda tiene su origen en The Army, banda formada en los 60, pero su formación oficial es de 1972/73 con el ingreso de Ann Wilson, su hermana Nancy se uniría en 1974.

Su álbum debut Dreamboat Annie (1976), de marcada influencia rock (Led Zeppelin)
conseguiría un gran éxito con temas como Crazy on you o Magic man. En 1977 llegaría Epic Little Queen que incluye uno de sus temas más populares, Barracuda.

Su éxito seguiría con sus dos álbumes siguientes, Dog and Butterfly (1978) y Bebe le Strange (1980) pero sus siguientes producciones Private Audition (1982) y Passionworks (1983) no lograron la aceptación esperada.

En 1985 lanzan Heart con su nuevo sello discográfico Capitol Records, la banda se acerca más al pop rock, con temas como What About Love, Never, These Dreams y Nothin' at All. La misma fórmula se repetiría con su siguiente álbum Bad Animals (1987) que incluye el éxito Alone. El álbum Brigade de 1990 obtendría gran aceptación con el éxito All I Wanna Do Is Make Love To You.

La banda lanzaría algunos álbumes posteriormente, incluido Fanatic el 2012.

Ann Wilson ha lanzado algunos trabajos independientes, además ha grabado junto a otros intérpretes algunos singles como Almost Paradise en 1984 junto a Mike Reno para la película Footlose y Surrender To Me en 1989 junto a Robin Zander vocalista de Cheap Trick.

Nancy Wilson ha sido parte de la banda sonora de algunas películas como Jerry Maguire (1996), Almost Famous (2000),Vanilla Sky (2001) y Elizabethtown (2005).

Ahora un pequeño recuento de temas.

Época rock, Magic Man

Crazy On You, en vivo y con un gran intro acústico

Simplemente Barracuda

Acercándose al glam rock con What About Love?

Uno de sus temas más conocidos, These Dreams

Una gran power ballad, Alone

Siguiendo la senda romántica con All I Wanna Do Is Make Love To You

Demostrando que la destreza vocal se mantiene con la edad, Alone en versión acústica

Recordando otros trabajos de Ann Wilson, esta vez con Mike Reno y el meloso éxito Almost Paradise

lunes, 21 de octubre de 2013

Agentes de Shield

A finales del mes de setiembre se estrenó para latinoamerica la serie Marvel's Agents Of SHIELD.

La serie comparte el mismo universo que el de las películas de la Marvel por lo que hay varias referencias a las mismas, sobre todo a The Avengers.

¿De qué trata? Pues de las misiones de un grupo de agentes de la organización SHIELD (Sistema Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística y Defensa) liderado por el agente Phil Coulson, el mismo que vimos en Iron Man, Iron Man 2, Thor y The Avengers.

Phil Coulson (Clark Gregg)
Si nos enfocamos en la serie y dejamos de lado todos los elementos que la rodean (el universo cinematrográfico de Marvel, los cómics y los personajes que conforman el SHIELD de los cómics), podemos decir que lo que estamos viendo es una serie ligera, discreta y cuyo marketing la supera en muchos aspectos. Después de ver los 4 primeros episodios podemos decir que la serie es bastante irregular, ha tenido episodios bastante logrados y otros que rozan el cliché, además abusa del chiste fácil y hasta ridículo (algo que se había logrado controlar en las películas). Sin embargo llega a tener momentos que conectan con el espectador, sobre todo los protagonizados por el agente Coulson o la agente Melinda May, quizá los dos únicos personajes carismáticos en la serie.

Ahora, si tomamos en cuenta los elementos que la rodean, la cosa cambia. La serie está lejos de ser un buen spin off de las películas, a pesar de que se nutre de ellas y tiene detrás a Joss Whedon, el director de The Avengers y responsable del universo cinematográfico Marvel. Si tomamos en cuenta los cómics, la serie está aún más lejos del gusto de los fanáticos pues falla al mostrar el poder que SHIELD tiene en el universo Marvel, aunque se trate de un grupo reducido de agentes.

Detallemos un poco la serie a continuación.

viernes, 18 de octubre de 2013

Elysium: entre el realismo y la ciencia ficción

 Elysium combina realismo, ciencia ficción y referencias sociales.
En el mismo estilo visual de District 9 (2009), el director Neill Blomkamp vuelve a la carga esta vez con Elysium (2013), y repite tal cual aquella combinación de referencias sociales, ciencia ficción y acción realista. Si en la primera cinta el marco de la historia era la raza de alienígenas retenida en guetos sin posibilidad de escape, en Elysium es la tierra misma la que es usada para confinar a los grupos marginales, mientras que las clases privilegiadas se aíslan en una gigantesca estación espacial con todas las comodidades posibles e incluso libres de enfermedad alguna. 

Y al igual que el personaje de Wikus Van De Merwe (interpretado por Sharlto Copley) en District 9, Max (a cargo de Matt Damon) es empujado por azar a una situación en la que solo le queda actuar para sobrevivir. Nuevamente, también aquí se plantea la lucha del individuo contra el sistema, el personaje anónimo que se convierte en héroe sin pretender serlo y cuyo deseo es regresar a su estado previo, hecho que lo involucra con seres desvalidos a los que termina por ayudar.

Como en District 9, se recoge la idea de la marginación y el abuso del poder.
Neill Blomkamp tiene aquí una historia ya conocida, pero que reviste con su propio estilo, apoyado además en un buen reparto. Sharlto Copley le imprime intensidad al despiadado Kruger, y Matt Damon logra componer un protagonista creíble, aunque muy lejos del Danny Archer de Leonardo DiCaprio en Diamante de sangre (Blood Diamond, 2006) o el Theo Faron de Clive Owen en Hijos de los hombres (Children of Men, 2006). 

Correcta, pero fría y acartonada.
Blomkamp opta por un Damon más contenido, sin asomo de lados oscuros ni aristas; lo que impide un contraste mayor entre su deseo de sobrevivir, su supuesto carácter solitario y su redención final. Algo que sí ocurre con Danny Archer y Theo Faron en Diamante de sangre e Hijos de los hombres, respectivamente. Y es esa falta de intensidad dramática la que tal vez coloca a Elysium por debajo de las dos cintas mencionadas.

Blomkamp prefiere ir por el lado de la historia, la cual sabe componer bien, con una línea narrativa que avanza sin tropiezos y protagonistas que cumplen su rol (como piezas de un rompecabezas), aunque tal vez algo esquemáticos y previsibles. Ver a Jodie Foster como la fría funcionaria Delacourt es el mejor ejemplo: es eficiente, compone el personaje como lo hace siempre, pero es tan previsible su actuación como su final. En cierta forma se queda en lo superfluo de la imagen y el diálogo.

Copley aporta intensidad y acción.
Es cierto, Elysium cuenta bien su historia y alguien podría decir que es una buena cinta en general, lo cual es cierto; pero por alguna razón nos queda la sensación de que todos esos elementos pudieron darnos una película más compleja o al menos más intensa en lo dramático. 
Tal como District 9, el largometraje se ubica a la mitad de ese extremo (el del mayor drama y complejidad) y el de las cintas de ciencia ficción con más acción y elementos fantásticos. Sin duda,  Wikus Van De Merwe (Sharlto Copley) transmitía más angustia y emoción que Max (Matt Damon). 

Dicho todo lo anterior, es una película entretenida, que gusta y deja satisfechos a los espectadores en general (por lo que pudimos comprobar) y que eleva en cierta forma (por su correcta dirección, puesta en escena, actuaciones e historia) el bajo nivel de la cartelera local. 



jueves, 3 de octubre de 2013

El fatal regreso de Kick-Ass

Kick-Ass 2 se limita a replicar sin creatividad los recursos de la original.
Kick-Ass (2010) fue una simpática y grata sorpresa. Matthew Vaughn (X-Men: First Class) supo dar a la cinta un estilo desenfadado, pero también ácido y con los toques gore del cómic original de Mark Millar y John Romita Jr. Gracias al buen pulso de Vaughn, el relato del adolescente que juega a superhéroe se iba tornando serio, con recursos del cómic y del cine de acción, con un estilo lúdico y una banda sonora efectiva. Lo mejor fue sin duda el personaje de Hit-Girl (Chloë Moretz).
El buen resultado de la cinta llevó a Millar y Romita Jr. a elaborar contra el reloj la segunda parte del cómic (Kick-Ass 2) para dar lugar a la secuela fílmica, que esta vez estuvo a cargo de Jeff Wadlow (Never Back Down). ¿El resultado? A nuestro gusto, y lamentablemente, una cinta sin alma y sin el brillo de la original.

Jim Carrey y un personaje que merecía más atención.
Kicks-Ass 2 (2013) lo tenía todo: los protagonistas y las referencias de la primera parte, y un Red Mist (Christopher Mintz-Plasse) convertido ahora en The Motherfucker y decidido a vengar la muerte de su padre. 
Jeff Wadlow usa todos los recursos de su antecesor: la banda sonora original, las escenas de acción con toques sangrientos, las breves referencias visuales al estilo del cómic, la actitud desenfadada de Hit-Girl, la voz en off de Kick-Ass, los amigos de la escuela, el oficial y tutor de Mindy (Morris Chestnut). Tiene además a un correcto Jim Carrey en el papel del Coronel Stars and Stripes y una serie de personajes secundarios que prometían algo más. Pero nada resulta. Porque a pesar de todas esas piezas, la cinta carece del estilo épico y emotivo que supo imprimir Matthew Vaughn a la primera cinta.

Sobran los personajes secundarios, pero no trascienden.
No hay escenas como el rescate de Big Daddy (Nicolas Cage) y Kick-Ass por parte de Hit-Girl; o la aparición de Kick-Ass con un jetpack para salvar a Hit-Girl. Jeff Wadlow no es capaz de repetir el ominoso momento de Big Daddy colocándose el disfraz sin imaginar el fatal destino que le espera; o en el otro extremo, tampoco logra una escena boba pero graciosa como la de Kick-Ass y Red Mist en el auto haciendo muecas.

Los momentos de acción son contados y no sorprenden ni emocionan, a pesar de la secuencia a cargo de Mother Russia (Olga Kurkulina) ni el enfrentamiento final sin mayor creatividad.  Tampoco surten efecto las muertes de ciertos personajes, como sí ocurría con el final de Big Daddy. Y mientras la mayoría de personajes navega en la intrascendencia o se desperdicia como Javier (John Leguizamo) o el tío Ralph (Iain Glen), lo peor viene por el lado de Hit-Girl. Sus dilemas existenciales para encajar en la escuela y su paso de niña a adolescente son un total cliché, al punto de que una escena nos hizo pensar en la próxima cinta de Chloë Moretz (Carrie, 2013). El único momento para rescatar es la mirada de Hit-Girl a través del filtro del casco mientras conduce su moto. Pero es apenas unos segundos.

Hit-Girl hace lo que puede, pero la cinta no ayuda.
Tal vez el hecho de que esta segunda parte costó menos que la primera (28 millones de dólares frente a los 30 de la original), puede explicar que incluso parezca visualmente más modesta. Al parecer, Universal Pictures nunca le tuvo mucha fe a esta película y la gente de Marv Films (la productora de las dos cintas) no pudo conseguir un mayor presupuesto.

En lo personal, nos quedamos con el recuerdo de los personajes de la primera película. Con una Hit-Girl pícara, pequeña y mortal, un Kick-Ass algo torpe pero más divertido, y sobre todo con el Adagio en D Minor de John Murphy, y American Trilogy de Elvis Presley como banda sonora. Pues la verdad, a nuestro humilde parecer, el regreso de Kick-Ass ha sido una completa decepción. 



martes, 27 de agosto de 2013

Ben Affleck vs. Batman

¿La suerte está echada para Batman? ¿Vencerá al final Ben Affleck? 
Hace poco compartimos una lista de candidatos que se anunciaban para interpretar al nuevo Batman: Josh Brolin (No Country for old men, 2007), Matthew Goode (Watchmen, 2009), Ryan Gosling (Drive, 2011), Max Martini (Pacific Rim, 2013), Richard Armitage (The Hobbit, 2012) y Joe Manganiello (True Blood). Todos actores de carácter y capacidad interpretativa (unos más que otros). Pero a la vez, muy lejos de ser megaestrellas o de primera fila. Sin una excesiva carga mediática, pero capaces de interpretar con solidez un personaje. Tal vez el de menos peso en esa lista era Joe Manganiello.

Con el mal recuerdo de Daredevil (2003).
Por eso es curioso que haya sido elegido Ben Affleck, un actor con un registro interpretativo modesto, pero con una carga mediática muy fuerte. Es decir, una opción totalmente diferente al perfil de los nombres que se barajaban. Por supuesto, Warner Bros., DC Comics y Christopher Nolan (Batman, Inception) deben tener sus razones. Hay demasiado dinero de por medio para echar a perder la anunciada Batman vs. Superman (2015) de Zack Snyder.

Si dejamos de lado la reacción de los fans, el impacto mediático ha sido importante. Todos hablan de la próxima cinta y de la supuesta mala elección de Affleck. También se ha dado el nombre de quien interpretará a Lex Luthor: el actor Bryan Cranston (Breaking Bad). Y así seguirán, noticia tras noticia, hasta el estreno de la cinta. A veces se cumple la máxima follow de money (sigue el dinero) para entender ciertas decisiones.

Un actor para cintas de Michael Bay (Armageddon y Pearl Harbor). 
Affleck ya tuvo un paso desastroso en Daredevil (2003), una cinta menor, con poco que ofrecer y con un guion muy malo. ¿El actor de Armageddon (1998) y Pearl Harbor (2001) como superhéroe? Parece que aquella vez sonó lógico para los productores, pero absurdo para todos los fans del personaje. En el caso de Daredevil, podemos culpar al director y guionista de historietas Kevin Smith (Dogma, Clerks), amigo de Affleck y quien lo recomendó para el papel.

Lo cierto es que a pesar de todos sus esfuerzos, Ben Affleck carga con esa imagen de actor ligero, limitado, que se esfuerza y aprieta los dientes para transmitir emoción. Es discurso antes que introspección, diálogo antes que sutiles gestos, acción antes que aplomo, superficie antes que profundidad. Pero su verdadero lastre es que es difícil verlo caracterizando a un personaje. Affleck siempre es más Ben Affleck que el personaje que interpreta. Y con una figura como Batman, la idea es hacer creíble a un superhéroe tan conocido.

Daredevil, George Reeves (Superman) y ahora Batman.
Affleck ha estado presente en buenas cintas: Shakespeare in Love (1998), Dogma (1999), Boiler Room (2000), Changing Lanes (2002), The Sum of All Fears (2002), Hollywoodland (2006), State of Play (2009), The Company Men (2010). Ha sido el director y actor de la interesante The Town (2010) y de la correcta Argo (2012). Pero, simplemente, nadie lo imagina en una película como The Departed (2006) de Martin Scorsese, Invictus (2009) y Hereafter (2010) de Clint Eastwood, Inside Job (2010) de Charles Ferguson, The Informant! (2009) y Contagion (2011) de Steven Soderbergh, Promised Land (2012) de Gus Van Sant, Green Zone (2010) de Paul Greengrass, o la saga de Bourne (2007). Todas cintas en que ha participado su compinche Matt Damon, con quien actuó y escribió el guion de Good Will Hunting (1997). Damon ha logrado un mayor reconocimiento sin necesariamente ser un extraordinario actor, pero sí es capaz de caracterizar a un personaje.

Argo y un parco Ben Affleck.
Haga lo que haga, Affleck será recordado (no necesariamente para bien) por Gigli con Jennifer López (2003), Forces of Nature (1999) con Sandra Bullock, Paycheck (2003) con Uma Thurman, Jersey Girl (2004) con Liv Tyler y por supuesto Armageddon (1998) y Pearl Harbor (2001). ¿Y por qué le fue bien en Argo? Porque es una cinta correcta (Argo: de lo mejor en la cartelera), porque su personaje se muestra contenido, entre silencios y diálogos tensos, consciente de su deber y las dificultades que enfrenta. Es más, para interpretar a su personaje, Affleck se dejó crecer la barba. Es seguro que sin aquel detalle hubiese sido difícil verlo como el atribulado agente de la CIA que interpretaba. 

Y tal vez esa interpretación, ese registro, es el que buscarán replicar cuando dé vida a Batman. La pregunta es si Zack Snyder (Watchmen, Man of steel) le pondrá alguna prótesis en el rostro o lo ocultará tras la máscara de Batman todo el tiempo. ¿Se imaginan Watchmen (2009) con Ben Affleck como Dr. Manhattan, Comedian, Ozymandias o Nite Owl?

Fama y premios como director, pero no como actor.
Sería muy interesante saber por qué lo eligieron más allá de que DC Comics señale que “tiene el perfil que estaban buscando”. Conocer las razones de Warner Bros., DC Comics y Christopher Nolan sería como descubrir el truco detrás de un gran acto de magia. Es probable que Affleck no lo haga tan mal como muchos temen, siempre que la historia sea buena, esté bien contada y tenga la espectacularidad de Man of steel (2013). Por lo menos, han logrado que todos hablemos del tema. Y esa es la clave: follow de money. 


martes, 20 de agosto de 2013

Cementerio General: el terror como negocio

Una apuesta nacional por el género de terror y el cine comercial. 
Es imposible negar que Cementerio General (2013) de Dorian Fernández es una de las películas más taquilleras del año. Es la segunda cinta peruana más vista en el país y de lejos la cinta de terror que más espectadores ha reunido en nuestras salas locales, por encima de fenómenos como Actividad Paranormal.

Pero ¿qué nos pareció? La cinta replica, a su estilo, los usos y artificios del género de terror (para ser exactos el de los últimos años), vistos en películas de mejor factura e historia, aunque también en un buen número de cintas de regular trama y repetitivas, pero que tienen la ventaja de mostrar mayor oficio, técnica y recursos. Sin embargo, el toque local le brinda un atractivo que le permite generar empatía e incluso condescendencia (sobre todo entre el público joven) con una trama irregular.

Cementerio General apunta al espectador joven tanto por la historia como por el elenco elegido. Lo que no está mal. La secuencia inicial llega a generar expectativa, pero las actuaciones poco naturales del elenco y un guion bastante simple restan desde el inicio fuerza e intensidad al relato. Y ese es el punto más bajo del largometraje. No estamos frente a personajes, sino a personas que actúan, a ese tipo de interpretación habitual en las teleseries locales (también de muy baja calidad) e incluso a la de aficionados o aprendices. Por supuesto, hay escenas (en la secuencia nocturna en el cementerio) en que la acción termina por imponerse y algunas partes logran ser creíbles.

Lo mejor es la secuencia nocturna con cámara en mano.
Es cuando se desencadenan los sucesos terroríficos que la cinta alcanza sus mejores momentos con el estilo de cámara en mano, claramente basado en El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project, 1999). Sin embargo, los gags y bromas (efectivos al inicio) se vuelven innecesarios en el cementerio y quiebran los momentos de tensión (la escena del adicto que se levanta de la tumba era más que suficiente). 

Mientras corren y gritan los personajes, o se muestran las imágenes desde el filtro de la cámara en mano, se logra en parte el efecto deseado; pero cuando se debe interactuar o se da paso a los diálogos, las escenas flaquean. Tal como está planteada, la secuencia del cementerio se extiende demasiado, pues a diferencia de El proyecto de la bruja de Blair, aquí no hay un largo recorrido que permita dosificar la tensión ni extender el suspenso por varios minutos hasta el clímax de terror.

La cinta replica estilos ya vistos en películas similares.
El giro de la historia en la parte final se extiende en repetir escenas de terror vistas en otras cintas. Lo peor es que la figura fantasmal luce falsa y la última escena, aunque efectista, no logra mejorar ese detalle. Desde nuestro humilde punto de vista, en las películas de género no basta con replicar estilos, sino hacerlo con criterio y si es posible con originalidad.

Dicho todo lo anterior, Cementerio General acierta en el uso de la cámara en mano, en los sonidos y los fondos sonoros y ambientales, en respetar el género. Los créditos finales con las imágenes al estilo cómic llaman la atención y bien podrían ser un producto comercial adicional para una cinta que ha sabido promocionarse. Una cinta que demuestra que el cine comercial es posible en la industria local y que es tan válido y respetable como el cine de autor. 

Tal vez el mayor mérito es haber sabido atraer a su público (joven en su gran mayoría) y tratar de coincidir con los gustos de este. Pero aunque muy dispuesto a divertirse sin mayores exigencias, también este público sabe reconocer lo que le ofrecen. “Para ser peruana está bien”, me comentó una muy joven cinéfila. Y esa medianía, esa adecuación resignada de las expectativas que asume el espectador ante el cine local, esa sensación de un resultado en su conjunto solo regular en el mejor de los casos, es tal vez la deuda más grande del cine nacional (ya sea el cine de autor o el cine comercial). 


lunes, 22 de julio de 2013

El regreso del Llanero Solitario

Regresa el Jinete Enmascarado en una cinta entretenida.
Vayamos al grano: El Llanero Solitario (The Lone Ranger, 2013) de Gore Verbinski (Piratas del Caribe, Rango) es una cinta entretenida que combina aventura y fantasía durante poco más de dos horas y media. Lo mejor es la recreación del Viejo Oeste, la fotografía y los escenarios, las caracterizaciones de los personajes y un relato que, si bien apuesta por un estilo ya conocido desde Piratas del Caribe, logra evitar el exceso manierista de la tercera y cuarta parte (Piratas del Caribe 2006 y 2007).

Es verdad que Johnny Depp (en el papel de Toro) tiene un protagonismo central (como sucedió con su personaje de Jack Sparrow en Piratas del Caribe), pero felizmente Verbinski no olvida la importancia del Llanero Solitario, interpretado por un correcto Armie Hammer (Mirror Mirror, The Social Network) y nos regala, sobre todo en los últimos minutos, la imagen del Jinete Enmascarado tal como la recordábamos: al galope sobre Silver y con el fondo musical de la Obertura de Guillermo Tell. En lo personal, El Llanero Solitario (The Lone Ranger, 2013) es una de las mejores cintas de entretenimiento en lo que va del año, Toro un personaje entrañable y el Llanero hace honor a nuestro héroe de la niñez.

La fotografía y la ambientación están entre lo mejor.
Verbinski tienen un mérito adicional: ama a sus personajes, a veces en exceso como en el caso del Toro de Johnny Depp (como fue con Jack Sparrow), pero sabe caracterizarlos y darles el espacio para quedar grabados en la retina del espectador. Es cierto que algunos son más logrados que otros y que pueden estar al límite de lo caricaturesco, como el malvado Butch Cavendish (William Fichtner), pero sabe recrearlos y elegir para cada uno actores que logran insuflarles vida y emoción.

Sin duda hay varios recursos narrativos y gags ya vistos en Piratas del Caribe, pero están a favor de la historia. Incluso se puede hacer paralelos, pero lo mejor es ir sin ideas previas. A Verbinski le basta mostrar, en los minutos finales, al Llanero Solitario con la Obertura de Guillermo Tell para emocionar a la platea, para alegrar a los espectadores jóvenes y para regresar a la niñez a los más adultos. Tan poderosa es esa imagen.

Dicho todo lo anterior y de reiterar que es una cinta que se puede disfrutar, hay algunas observaciones que esta vez no queremos dejar en el tintero (como hicimos con Man of Steel (2013): ¿el mejor Superman?) para tratar de ser objetivos. Eso sí, advertimos que hay un par de spoilers:

La dupla Toro-Llanero funciona en una cinta de tono familiar.
Esta es una película de Disney y de Gore Verbinski. Lo que quiere decir que hay que aceptarla tal cual. A cada escena de acción, surge algún gag o comentario gracioso que rompe el momento solemne o heroico. Cuestión de gustos. Verbinski tuvo todo (recursos, talento, reparto, efectos especiales) para hacer una cinta épica, un homenaje al western y a la serial de los cincuenta; hay escenas que son espectaculares e incluso una (la muerte de los rangers en la embocada) que, salvo por la ausencia de sangre, es tan ruda como los westerns de Clint Eastwood o el estilo de La pandilla salvaje (The wild bunch, 1969). Tal vez por eso en Estados Unidos se le dio calificación PG-13 (con advertencia para menores de 13 años). Pero en general estamos frente a una película familiar (aunque con escenas como el ingreso al cabaret o el personaje de Red Harrington con su pierna de marfil que no eran necesarios).

Destaca el buen reparto y la caracterización de los personajes.
La dupla Toro (Johnny Depp) y Llanero Solitario (Armie Hammer) funciona, pero lo cierto es que Toro hace de guía y mentor, al punto de que si bien Armie Hammer logra componer un Llanero Solitario creíble, está supeditado a la voz narrativa y a la presencia de Toro, que es el personaje con el que Verbinski realmente se deleita y al cual recurre una y otra vez para ir de la acción al humor, de la alegría a la nostalgia, de lo convencional a la pura fantasía. Esto al punto de que en el enfrentamiento final aparece más Toro, e incluso el interés amoroso del Llanero, Rebecca Reid (interpretado por Ruth Wilson), que el héroe en cuestión.

Es probable que todos estos elementos propios del estilo de Verbinski hayan complotado para que las críticas en Estados Unidos fuesen muy duras con la cinta. Y es que, como repetimos, Disney y Verbinski apuestan por un largometraje familiar en el que el Llanero Solitario pasa a ser un recuerdo en la voz de Toro. 

El imponente Viejo Oeste se descubre en varias escenas.
La cinta no escapa además a ese ánimo revisionista de las viejas seriales y la tradición hollywoodense: aquí los malos ya no son los indios ni los forajidos en sus diferentes variantes, sino la ambición del “hombre blanco” e incluso el emblemático regimiento de caballería, mensaje que imaginamos es más fácil de digerir para los críticos norteamericanos en una cinta como Danza con lobos (Dances with wolves, 1990) que en una clásica serial del Viejo Oeste.

El humor y los gags funcionan aunque restan heroicidad.
Es posible que a un héroe tan entrañable para la cultura norteamericana, sobre todo para la generación que creció con las viejas seriales, se le esperase en su versión más épica, en una revisión moderna pero también en un homenaje al western. 

Hay momentos en que simplemente queda sonreír ante los excesivos gags a cargo de Toro (Johnny Depp), cuando bien pudieron omitirse para no interrumpir la acción.

El héroe de nuestra niñez aparece al final. 
Tal vez Rango (2011), también de Gore Verbinski, esa cinta animada de extraordinarias calidad gráfica y caracterizaciones, con todo su humor y fantasía, nos devuelva mejor la imagen clásica del héroe del Viejo Oeste, pero hay una clave: en Rango hay solo un personaje central: Rango (cuya voz la pone, claro está, Johnny Depp). Y Rango es heroico y caricaturesco, dubitativo y valiente, torpe e ingenioso a la vez; y esas cualidades, en The Lone Ranger, se dividen entre Toro y el Llanero Solitario. Y en esa división Toro sale ganando, pues Verbinski se siente a sus anchas con él. 

Hay quienes critican la extensión del metraje y de algunas escenas que bien pudieron eliminarse. Es válido, pero ese, para bien y para mal, es el estilo de Verbinski.

Es probable que muchos esperasen una película diferente, pero lo cierto es que esta fórmula va con el gusto de Disney en cuanto a cintas para toda la familia. Para ser francos, si tenía que ser una cinta de Disney (tan venida a menos en creatividad y cada vez menos atrevida e innovadora), al menos Verbinski fue una buena elección.