miércoles, 24 de diciembre de 2014

Asu Mare llegó a Netflix


Confirmando su gran éxito, la película peruana Asu Mare ha aparecido como parte de la programación de la cadena de televisión online Netflix.

Ya se ha anunciado una segunda parte de esta comedia, centrada esta vez en los intentos de Carlos Alcántara por conquistar a quien finalmente será su esposa, personaje interpretado por Emilia Drago. Hay expectativa por esta segunda entrega, esperamos que logre igualar el éxito de su predecesora.

lunes, 15 de diciembre de 2014

El Hobbit: la batalla de los cinco ejércitos


El Hobbit, la batalla de los cinco ejércitos (The Hobbit: The Battle of the Five Armies, 2014) cierra no una trilogía, sino la ambiciosa idea de integrar una saga fílmica de seis largometrajes. Es viendo esta cinta como parte de dicho conjunto que adquiere su valor, pues de forma independiente es la menor de las seis películas en términos narrativos y fílmicos.
Esto se debe a que se ha forzado una historia que no tenía más que contar: en esta tercera parte la acción inicia de inmediato y su resolución abarca casi dos tercios de la cinta. Todo se precipita en un final en donde incluso se pierde el carácter épico y los elementos de aventura de las anteriores.

Aunque eso nos permite olvidar los excesos de Jackson por querer contarlo todo, de otro lado se aleja de los personajes centrales, de los dilemas de Thorin (Richard Armitage) y el carisma de Bilbo (Martin Freeman). Aquí vemos a los protagonistas desde lejos, pues la acción se impone por encima de sus tribulaciones. Y es en parte esa desconexión lo que resta dramatismo y emotividad a los momentos culminantes. Peter Jackson se equivoca cuando pretende hacer de la acción el centro de una saga que se sostuvo por su historia y lo entrañable de sus personajes. 

Si algo confabula en contra es haber convertido El Hobbit en tres películas (con dos hubiese sido suficiente), lo que se nota más con el protagonismo excesivo de Bard (Luke Evans) y los habitantes del poblado en el ánimo de añadir más sucesos. Lo mismo ocurre en La desolación de Smaug (The Hobbit: The Desolation of Smaug, 2013), pero en esta tercera parte se da a expensas de Bilbo, Thorin y compañía, así como del resto de subtramas (la de Gandalf y Sauron; la de Legolas convertido en héroe de acción y al que se le añade a la fuerza una  "drama" personal con un par de diálogos). Peor aún es la presencia de Alfrid (Ryan Gage), personaje bufonesco e irrelevante (un recurso ausente en las películas anteriores). Es tal el carácter innecesario de buena parte de las escenas de Bard, su familia y los extras del poblado (salvo al inicio con el ataque de Smaug) que Jackson se olvida de él sin mayor explicación al final de la cinta

¿Lo bueno? El cierre de una saga fílmica por encima del promedio habitual de la cartelera comercial. A Peter Jackson hay que agradecerle el haber llevado al cine la obra literaria de Tolkien en una saga fílmica cuidadosa en su puesta en escena, en la caracterización de los personajes, en el acertado uso de los efectos especiales. En haber dado nueva vida al género de fantasía al punto de que ninguna propuesta surgida después ha lograda superarla.
Desde el aspecto visual, si algo dominan Jackson y su equipo es componer momentos de acción, aunque exagera hasta la caricatura en un par de escenas con las habilidades de Legolas (Orlando Bloom). Vale la pena ver al dragón Smaug al inicio de la cinta y el enfrentamiento de los ejércitos (aunque algo difuso y desordenado en su desarrollo) y la lucha entre Thorin y Azog (Manu Bennett).

A pesar de todos los aspectos que podríamos criticar de Jackson en sus limitaciones fílmicas –con capacidad para las escenas de acción y un gusto por lo épico acertado frente a un lenguaje visual limitado, repetitivo y con vacíos narrativos– el resultado final (del conjunto de la saga) es positivo.

Jackson puede quedar satisfecho con lo hecho. Es hora de decirle adiós al buen Bilbo, a Frodo y a todos los demás. En un mercado fílmico en que todo se pervierte, se reutiliza y se empobrece con innumerables continuaciones, versiones, recapitulaciones y reinvenciones que no aportan nada nuevo, la saga de Peter Jackson con El Señor de los Anillos y El Hobbit puede quedar como un hito en el género fantástico. Es hora de cerrar el libro de esta historia y mirar satisfechos el camino recorrido como espectadores, pues siempre habrá otros linderos que descubrir. “Roads go ever ever on” , J. R. R. Tolkien.