jueves, 12 de junio de 2014

Maléfica y el oficio de Disney

Una historia atractiva pero de lenguaje visual modesto.
“Maléfica” (Maleficent,  2014) es una película que se sostiene en el atractivo de los cuentos de fantasía y en el carácter revisionista de la cinta animada de 1959, “La bella durmiente” (Sleeping Beauty).

No obstante, aunque muestra un poco más de oficio en su desarrollo, la cinta replica los mismos recursos visuales empleados una y otra vez por otros largometrajes similares. Incluso por momentos los efectos especiales no son lo que se podría esperar de una cinta de Disney.

Los personajes son planos, convencionales y sin matices.
Es claro que el debutante director Robert Stromberg se esmera en recrear con aplicación –como siguiendo un manual de cómo hacer una cinta de fantasía– lo que le dicta el guion, pero sin vuelo ni creatividad alguna. Disney al parecer optó por la experiencia de Stromberg en el área de efectos especiales, antes que por un director experimentado y más atrevido, tal vez para asegurarse el control creativo.

¿Dónde está el atractivo de esta película entonces? En la historia que nos cuenta y en el personaje de Maléfica.  Disney, hay que reconocerlo, tiene el mérito de haberle dado un giro interesante a la historia de “La bella durmiente” y en convertir al personaje de la malvada hada en un protagonista que se conecta y conmueve al público. Es en los momentos en que la historia se aleja del relato original que la cinta adquiere matices, interés y emoción, al igual que el personaje de Maléfica.

Lo más bajo: efectos y puesta en escena ya vistos.
Angelina Jolie (Maléfica) es una actriz habitual en cintas de acción y personajes de carácter intrépido; pero tiene un registro mucho más intenso cuando se trata de transmitir emociones a través de su rostro. Nadie como ella para lucir en su faz el dolor o la furia contenidos, la frialdad seductora, la malicia traviesa, la vulnerabilidad o la soledad. Tiene en ella una altivez y  una prestancia en sus facciones que le permiten componer emociones solo con un gesto o una mirada.  Y cuando el guion de esta cinta de Disney se lo permite, logra enriquecer un personaje que en realidad está formado por detalles y elementos exteriores.

Una de las pocas secuencias con cierto gusto visual.
Y es que estamos ante una historia atractiva pero trasladada a la pantalla de manera convencional. 
Es cierto que hay sucesos que son parte obligada de la trama, pero un director con una mayor sensibilidad visual hubiese podido regalarnos una propuesta que hiciera justicia al relato y al personaje del hada malvada.
Sello Disney: las tres hadas aportan el humor.


Disney apuesta a lo que sabe bien: usar personajes secundarios que aportan momentos de humor o que se convierten en testigos de los hechos para direccionar las emociones del espectador; así como elevar la intensidad del relato conforme se acerca el final para resolverlo de la forma que siempre lo hace.

Jolie y un personaje que merecía una cinta más ambiciosa.
Salvo Malefica y el personaje de la bella durmiente, Aurora, interpretado por Elle Fanning (una joven actriz que siempre transmite naturalidad), el resto de protagonistas son planos y sin mayores matices. Apenas tal vez las tres hadas y el personaje del cuervo Diaval (Sam Riley) tienen un poco más de relevancia por cumplir las funciones que mencionamos en el párrafo anterior.

Sin embargo, es el potencial de Malefica como historia y personaje, lo que le basta a esta cinta para conmover al público con un mensaje que toca las fibras básicas del espectador.

Y es esa sensación que nos deja la historia del hada malvada la que nos hace lamentar que esta cinta no replique esa misma complejidad en sus imágenes. Disney nos regala un bonito cuento. Eso es todo.



miércoles, 4 de junio de 2014

X-Men: el pasado tal vez fue mejor

Regresan los X-Men en una cinta aceptable pero con mayores recursos visuales. 

Con 92% de críticas positivas en Rotten Tomatoes (www.rottentomatoes.com) y el favor de un público ávido de cintas de superhéroes, tal vez sea atrevido señalar que X-Men: Days of future past (2014) de Bryan Singer es correcta en dirección, algo irregular en su desarrollo, pero nada del otro mundo. Suena a poco, pero es lo que podemos decir. 

No es una cinta espectacular ni novedosa pero entretiene.
Hay quienes celebran la trama, la intensidad dramática, el regreso de Singer a una franquicia que muchos consideran nunca debió dejar. Es cierto que la cinta se enlaza con X-Men: First Class (2011) y con toda la saga (X-Men, X-Men 2 y X-Men: The Last Stand), además tiene un final que permite el reinicio de la franquicia. Pero es probable que X-Men (2000) y X-Men 2 (2003) más simples en historia y modestas visualmente sean superiores, sobre todo la segunda parte. Eso sí, "X-Men: Days of future past" pretende ser más ambiciosa.

La acción en el futuro es efectista y poco original.
Puestos a comparar, X-Men: Days of future past está más cerca de X-Men: First Class que de X-Men y X-Men 2. La historia está por encima del lucimiento de los protagonistas, salvo en el caso de Quicksilver (Evan Peters): la secuencia del rescate es lo más entretenido de toda la cinta. Además, la película une ambos repartos, explota la confrontación entre Charles Xavier (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender) iniciada en X-Men: First Class, y retoma detalles como el estilo de pelea de Mystique (Jennifer Lawrence) vistos desde X-Men.

A Bryan Singer le basta con sus recursos como director y una historia aceptable para superar mamotretos como Iron Man 3 (2013) y Thor: The Dark World (2013). Tal vez el mayor mérito es que a pesar de las varias cintas y el cambio de directores, los protagonistas mantienen su esencia y sus motivaciones. Además, Singer es un buen director de actores, cuida la caracterización de sus personajes, los mima, tomo su tiempo para recrearlos e incluso los celebra.

Quicksilver en acción: la mejor secuencia de toda la cinta. 
¿Dónde están los reparos? No estamos ante una gran historia ni ante una película espectacular. El juego con los saltos de tiempo permite generar tensión y dramatismo, sobre todo en los últimos minutos; pero hay algo de acartonado y poco original en la puesta en escena (del futuro).

La trama central se desarrolla en el pasado con los protagonistas de X-Men: First Class y teniendo a Wolverine como nexo con la saga original. Son las escenas del pasado las de mayor interés; mientras que el futuro luce poco convincente: los enfrentamientos entre mutantes y centinelas, y la inclusión de personajes como Bishop, Warpath, Blink o Coloso están allí solo para emocionar a los fans y justificar un poco más de acción.

No veremos a los X-Men en todo su poder y esplendor: lo que se tiene es una historia menor, una de tantas, esmerada eso sí en unir elementos de toda la saga. Sin duda, para los fans y seguidores acérrimos de X-Men, todos ello incrementa el valor de este largometraje.

Los caracteres del futuro son flojos y sin mayor complejidad.
El inicio de la cinta nos habla de una gran hecatombe entre mutantes, seres humanos y centinelas. Numerosas películas de acción y fantasía replican el mismo recurso: hacen referencia a grandes hechos y sucesos trascendentales en los primeros minutos, solo para decirnos que, lo que viene, es una historia menor.

Singer prefiere la interacción y la tensión de los personajes. Pero si de acción se trata, tal vez lo mejor es la pelea de Wolverine y Lady Deathstrikela (Kelly Hu) en X-Men 2. En X-Men: Days of future past la espectacularidad se plasma en escenas estilizadas en cámara lenta antes que en vertiginosas secuencias o imágenes imponentes.

Mystique se convierte en uno de los personajes centrales.
Lo que viene es X-Men: Apocalypse (2016) y con ello la promesa de una cinta que finalmente mostrará a los X-Men en todo su poder. La pregunta es si realmente los X-Men podrán librarse del estilo contenido que hasta ahora han mostrado. En lo personal: lo mejor de X-Men ya se vio en las dos primeras cintas, al menos como propuesta cinematográfica y en su aporte al género de superhéroes. En su momento, X-Men: First Class fue una inteligente forma de ampliar las opciones de la franquicia, pero tan sobria que olvidó recrear la espectacularidad de los comics. Y eso también le sucede a X-Men: Days of future past.

Los X-Men merecen una propuesta visual tal vez más cercana a la potencia gráfica de Zack Snyder (300, Watchmen, Sucker Punch, Man of Steel); al menos en la acción. Vamos, los X-Men son tipos que pueden destruir medio mundo y acaso un mundo entero. Para complots, conspiraciones y mensajes moralistas, basta con el Capitán América.

¿Veremos alguna vez a los X-Men en todo su esplendor y poder?