martes, 23 de abril de 2013

El big bang antes del big bang

Leonard y Sheldon en versiones totalmente diferentes.
The Big Bang Theory (2007) es quizá una de las series más refrescantes que hayan llegado a las pantallas en mucho tiempo. No es que sea una revolución entre los sitcom norteamericanos, pero el colorido de su propuesta, el carisma de sus personajes y la sencillez de sus historias, salpicadas con símbolos de la cultura de los cómics, la ciencia y la ciencia ficción, le han bastado para sostenerse por seis largos años.

Pero a diferencia de la teoría del big bang que da nombre a la serie y de la que jamás podremos estar del todo seguros, este otro Big Bang, el de Leonard, Sheldon, Howard, Raj y Penny (los personajes originales) sí tuvo un inicio. Es más, podemos verlo en un par de videos que hemos hallado en Youtube y que más allá de su carácter anecdótico, nos permiten imaginar los misteriosos rumbos creativos que debió seguir Chuck Lorre (productor) para dar vida a los personajes que hoy conocemos. Con ustedes, el inicio del Big Bang.

Video 1: Leonard y Sheldon no son Leonard y Sheldon. Quienes recuerden el primer capítulo de la serie, Leonard (Johnny Galecki) y Sheldon (Jim Parsons) están decididos a vender su esperma (curioso, ¿Sheldon en esas circunstancias? Misterios del programa piloto). Sin embargo, en dicho capítulo los personajes lucen en esencia tal como los conocemos: Leonard, temeroso e inseguro; Sheldon como siempre tan peculiar. Aquel fue el programa piloto de setiembre de 2007.
Sin embargo, en este video, que pertenece a un piloto previo al conocido, podemos ver a los dos mismos actores, pero hay claras diferencias: Leonard y Sheldon no lucen como los nerds universitarios de trajes coloridos y relajados, sino que visten de manera más formal y lucen como la versión más típica del nerd noventero. Es más, Leonard, en el diálogo con la enfermera que resuelve el crucigrama, no muestra temor, sino perplejidad. Las bromas se centran en torno a Sheldon y Leonard en el banco de semen (algo que no está en el capítulo del 2007) y lo más importante: si bien Sheldon tiene algunos rasgos como no reconocer el sarcasmo y guiarse solo por la lógica ¡no tiene ningún problema con el sexo! Por cierto, la música introductoria es She blinded me with science (1982) de Thomas Dolby ¿poco original, no creen?


  
Video 2: Sheldon no tiene su "spot", pero sí "otras cosas". Este segundo video es aun más interesante. Olvídense del departamento con el famoso sillón de Sheldon, los colores cálidos y alguna pequeña figura de acción por ahí. No. Lo que verán es un ambiente gris, recargado y que mezcla una sala de estar con una oficina de trabajo. Por supuesto, están Leonard y Sheldon, y una compañera adicional: sí, tienen una amiga llamada Gilda (Iris Bahr). 
Entre las bromas se hacen referencias a Star Trek pero sin la gracia que ha hecho de la serie una de sus características, y más bien es solo un detalle adicional a los personajes. Además, es una excusa para contar que Sheldon y Gilda tuvieron relaciones. Sí, del buen Sheldon Cooper que conocemos hay muy poco. ¿Algo más? Aparece Katie (Amanda Walsh), una versión muy lejana de Penny (Kaley Cuoco) y cuya función es solo generar el contraste entre los tres amigos nerds (Leonard, Sheldon y Gilda) frente a situaciones como el baile en el bar. 




Video 3: Leonard no cae en el embrujo de ellas. Este video es algo así como un bonus truck. Ni Leonard es el que conocemos ni Katie (Amanda Walsh) se acerca a la gracia de Penny (Kaley Cuoco). Hay que reconocer que Kaley Cuoco tiene el tipo para componer un personaje liberal y a la vez tierno y vulnerable (mérito de los guionistas también), mientras que el personaje de Katie es convencional. Una vez más, Leonard de tímido no tiene nada: es directo y frontal. Por cierto, la broma del dibujo del "cohete con ruedas" es un poco subida de tono, o demasiado gráfica si lo prefieren, para el estilo de la serie. Es verdad que siempre hay bromas de connotaciones sexuales, pero la mayoría son de mejor gusto y más graciosas.



¿Suerte o genialidad? En general, el estilo de bromas y los diálogos parecen más de un sitcom de los noventa, y no de los más graciosos. Por supuesto, se trata de un piloto y muchos dirán que la escenografía y muchos conceptos podían cambiar, pero ¿cómo fue el proceso creativo que llevó de este piloto que pudo ser uno de tantos otros a una serie muy diferente, que además incluyó a personajes tan singulares como Raj (Kunal Nayyar) y Howard (Simon Helberg)? ¿O quién tuvo el acierto de hacer de los cómics y la ciencia recursos de la serie? Muchos de los mejores capítulos son aquellos en los que se usa dichos elementos como parte central de la historia. 
¿Cómo se dio el giro para hacer de dos típicos personajes de nerds, un par de amigos mucho más simpáticos y divertidos? Nuevamente muchos dirán que al darse el visto bueno se tuvo más recursos económicos y se trabajó con mejores guionistas y creativos. Pero lo cierto es que no había en esencia una pista de la serie que hoy conocemos. Sin duda Chuck Lorre (productor también de Two and a half men) o alguien más creyó ver un destello de luz que podía ser explotado. Algunos pueden llamarlo suerte, otros lo llaman genialidad, de ese tipo que da vida a personajes como Leonard, Sheldon, Raj y Howard. El mejor big bang de todos.

El Big Bang tal como nos gusta que sea. 



jueves, 18 de abril de 2013

The Cure en Lima (17 de abril del 2013)

Allá por 1995 llegó a mis manos un ejemplar (en casette) del álbum Whish y desde entonces me quedé con Trust y A Letter To Elise como dos de mis temas favoritos de todos los tiempos. Ya había escuchado muchos temas de The Cure antes pero luego de eso fue que en realidad quise conocer más y fue así que me encontré con álbumes espectaculares y temas memorables y  que el 17 de abril pude escuchar en vivo.


Ver a Robert Smith en el escenario es casi onírico. El espectáculo tuvo una duración impresionante, más de 3 horas. El buen Robert nos guió en un viaje a lo largo y ancho de su discografía regalándonos momentos de espléndida riqueza musical. Los temas se sucedían uno tras otro casi sin descanso en una presentación donde la música era la forma de interacción de la banda con el público pues Smith habló muy poco, casi nada, con el público.

Algunas crónicas de aquella noche espectacular mencionan que el Estadio Nacional no se llenó, pues nosotros podemos dar cuenta de que no fue así. Salvo algunos pocos espacios alejados del escenario en las tribunas de oriente y occidente, todo el estadio se encontraba lleno de gente dispuesta a disfrutar de lo que sería una gran noche. Eso sí, sólo cuando el espectáculo ya había comenzado se pudo notar que los espacios se habían llenado (al inicio del concierto habían espacios vacíos aún).

Ante nosotros desfilaron joyas como Fascination Street, Lullaby, Love Song, High. Un momento espectacular ocurrió cuando la percusión, el bajo y la guitarra precedieron a esa lírica "show show me show me..." y Just Like Heaven irrumpía en el escenario haciendo que todo el Estadio Nacional brincara de emoción.

Hubo momentos realmente memorables como ver a Smith moverse al ritmo de Close To Me o tocando una zampoña durante Bananafishbones.

Hay algo que no puede dejar de mencionarse, y es que considerando la duración del concierto y la larga trayectoria de la banda (más de 3 décadas) es obvio que hay muchos temas que no eran conocidos por todos los asistentes, sólo los seguidores incondicionales del grupo desde sus inicios podrían conocerlos todos o la mayor parte, aquellos que como nosotros, conocemos parte de su discografía (no toda) también pudimos disfrutar ampliamente sobre todo como aficionados a la música pues cada tema fue interpretado magistralmente, con excelentes arreglos, virtuosismo y vitalidad, la banda se entregaba en cada tema por lo que era imposible no disfrutar de lo que teníamos al frente aún si la canción no era del todo conocida. 

High, The End Of The World, Love SongJust Like Heaven, Pictures Of YouLullaby, Fascination StreetPlay for TodayA ForestBananafishbones, The WalkMint Car, Trust, The Lovecats, The Caterpillar, Hot Hot Hot!!!, Let's Go To BedWhy Can’t I Be You?Killing an Arab y las más conocidas y aplaudidas In Between DaysFriday I’m in LoveClose to MeBoys Don’t Cry nos convencieron de que la espera (por verlos en vivo) había valido la pena.


Está claro que hubo gente que asistió para escuchar los temas más conocidos de la banda (no más de 3 o 4), pero si así fue, pues bienvenidos sean también. Claro que es un poco triste ver que muchos mostraban expresiones de aburrimiento o cansancio, sobre todo en el primer y segundo encore y fue más triste ver que algunos abandonaron el recinto luego de escuchar alguno de los temas más conocidos, pero el concierto es para todos y cada uno tiene un motivo por el que asistir.

No podemos dejar de mencionar a los demás músicos: Reevees Gabrels en la guitarra, Simon Gallup en el bajo, Roger O ‘Donnell en los teclados y Jason Cooper en la batería. Son simplemente excelentes, no puedo darles ningún calificativo más.

Sin duda, fue una noche inolvidable.

Me queda la sensación de querer más luego de haber visto un espectáculo de tanta calidad. Así que, gracias Robert Smith.

Nota: Las imágenes han sido tomadas del blog Conciertos Perú, pueden ver su crónica sobre este concierto aquí (incluye el set list).



lunes, 15 de abril de 2013

Asu Mare: las risas están aseguradas

Alcántara y Ana Cecilia Natteri en graciosa interpretación.
Con Asu Mare: la película (2013), Carlos Alcántara y Ricardo Maldonado (director) han logrado regalarnos una cinta nacional que genera empatía, transmite vitalidad y mantiene al público interesado hasta el final, al punto de que la platea termina por aplaudir de forma espontánea (algo que no veíamos hacía mucho tiempo). El sentido del humor, pícaro a veces, travieso e ingenuo en otros momentos, acompaña al personaje de Cachín (Carlos Alcántara) en el relato de su vida: desde su infancia, el paso por la adolescencia, sus esfuerzos por hallarse a sí mismo, hasta su encuentro con el éxito en un símil con el personaje real, pero también con varios pasajes del unipersonal del mismo nombre (Asu Mare, 2007).

Y es que la cinta se alimenta del show que hacía Alcántara en los escenarios. Y ese paso, de las tablas al cine, se hace con acierto, con escenas simpáticas y actuaciones correctas. En algunos casos con detalles narrativos de buen gusto. Los créditos del inicio son graciosos y recogen un estilo que si bien hemos visto en cintas foráneas, es ajeno a nuestro cine nacional, siempre tan serio y rígido. La ambientación de una época y  las referencias culturales son otro acierto. Se nota el cuidado en la recreación del hogar materno y en escenas como la fiesta ochentera (imposible no reírse con solo recordar que eran tal cual se ve en la cinta). Esos detalles le dan identidad al entorno y a la historia, y aunque algunas referencias no sean tan cercanas para los más jóvenes, las vivencias de Cachín son reconocibles por todos.


La ambientación es muy buena en algunas escenas.
Carlos Alcántara no solo divierte, sino que interpreta un par de personajes más en un guiño al espectador. Ana Cecilia Natteri y Gisela Ponce de León dan vida a la madre de Cachín (mayor y joven, respectivamente). Dayiro Castañeda, quien interpreta a Carlos Alcántara  de niño, actúa con naturalidad, y Santiago Suárez  (Alcántara de joven) cumple bien. En general, las interpretaciones (cercanas a la parodia) van con el tono de la película.

La cinta no se queda en la anécdota o la suma de episodios jocosos. Asu Mare: la película es ante todo una buena historia, simple y graciosa, narrada con frescura, coherente y realizada con el corazón. Pues entre broma y broma, el personaje de Alcántara se permite ser tierno por momentos, confidente con ese público al que le narra su historia, al que le muestra su lado vulnerable, aunque nunca sin perder la capacidad de mirar cada momento con una chispa de alegría, esa que le permite superar los momentos en que la suerte le da la espalda.

La cinta apuesta por incluir extractos del unipersonal de Alcántara (el paso al primero de ellos es muy bueno), pero nos queda la sensación de que ciertas partes se extienden demasiado (el del inicio por ejemplo) y rompen un poco el desarrollo de la película. El relato de Alcántara niño regresando tarde a casa por jugar con sus amigos, o la genial narración del baile en la fiesta ochentera, bien pudieron dar lugar a escenas muy, muy graciosas. Por supuesto, el reto hubiese sido para el director, Ricardo Maldonado. Alcántara describe sus recuerdos tan vívidamente, que casi podemos imaginar cómo hubiese sido la escena filmada. Es una apreciación personal y debemos reconocer que el público ríe a carcajadas todo el tiempo.

Hay dos momentos que nos parecen flojos: cuando el personaje de Cachín nos cuenta un lado oscuro de su vida y la escena que lo hace reaccionar para volver a buscar sus sueños. El primero nos dio la sensación de estar puesto por compromiso y en el segundo no hay mayor intensidad dramática (la escena pudo ser más creativa). 

El reparto transmite gracia y genera empatía con el público.
Fuera de ello, Asu Mare cumple de lejos con lo que promete: es una cinta alegre y optimista como su personaje, bien dirigida y que regala un grato momento al espectador. Es simple, pero también auténtica consigo misma. Y con eso le basta para convertirse no solo en la cinta nacional más taquillera de todos los tiempos en nuestras salas locales (incluso ha superado a los blockbusters de Hollywood), sino que es una película que da gusto ver. 




miércoles, 10 de abril de 2013

Asu Mare: el humor que nos hacía falta

Asu Mare es el humor de Carlos Alcántara hecho película.
Hace ya tiempo que planeábamos escribir sobre el cine nacional. Y en eso apareció Asu Mare: la película (2013). La expectativa que ha generado (mayor a la habitual en el cine nacional), nos hace preguntarnos por su éxito, al menos en lo mediático. 
No cabe duda que buena parte se debe a Carlos Alcántara, un actor que desde su época en Pataclaun (en el teatro y luego en la televisión) ha sabido ganarse un público cautivo que lo ha seguido a lo largo de su trayectoria como actor (sobre todo en su vena humorística). Su unipersonal Asu Mare (2007) fue la culminación de un estilo de humor que ha hecho suyo y que ha sido la base de la película que se estrena este jueves 11 de abril. 

Es más, el guion ha sido escrito por el propio Alcántara. Por supuesto, el gancho también está en un estilo que se basa en la caricatura de personajes y costumbres de nuestra muy particular sociedad. Un humor cultivado en el teatro local (como en Pataclaun). De allí que los antiguos compinches de Alcántara (Carlos Carlín, Wendy Ramos, Johanna San Miguel y Gonzalo Torres) hagan breves apariciones en esta película.

Humor con referentes ochenteros que generan empatía.
El tráiler anuncia una comedia que tiene elementos reconocibles para toda una generación: el vendedor ochentero, el paso por el cuartel militar, la incursión playera; y la réplica de escenarios y personajes populares. Los espectadores más jóvenes se reconocen a su vez en el humor de jergas y actitudes de Alcántara. 


Es una historia personal con el trasfondo de una época.
Y tal vez ese sea un valor en Asu Mare: ofrecer una historia con la que el público puede identificarse, reírse, divertirse y salir con un espíritu optimista. Algo muy diferente a una oferta cinematográfica nacional que en su mayoría se orienta al documental, al cine de autor, a la denuncia social, a los años de violencia de la década de los ochenta y noventa. A un estilo costumbrista que impone algún tipo de análisis o reflexión, a veces culposo, de nuestra sociedad. Por supuesto, solo por mencionar algunas cintas recientes, hay largometrajes de época (Una sombra al frente), de humor adolescente o de comedia adulta (Mañana te cuento, Un día sin sexo), dramas (Octubre, Contracorriente). Pero los intentos de renovación no parecen generar mayor expectativa en los cinéfilos.

Alcántara se alimenta de la realidad local y le da tintes cómicos.
Da la sensación de que los productores, guionistas y cineastas locales andan un poco alejados de las inquietudes y gustos de un público local mayoritario que no encuentra razones para ver una cinta nacional (por más que esta logre reconocimientos internacionales). O, en todo caso, parece que la cinematografía nacional no está interesada en generar propuestas que llamen la atención de un público que, en su mayoría, busca otras historias. 

Alcántara y sus amigos se ganaron a pulso el gusto de su audiencia desde sus años en el teatro. Y bien podría decirse que el teatro nacional (de donde surgió Pataclaun) ha hecho un esfuerzo mayor que nuestro cine por tratar de acercarse al público. La repercusión de Asu Mare en Internet (con el tráiler en Youtube y su réplica en las redes sociales) confirma que ha sabido conectar con buena parte de este. Los medios tradicionales (televisión, prensa escrita y radio) solo han hecho eco de lo que los espectadores, por sus propios medios y las redes sociales, han sabido compartir y promocionar.

Viejos conocidos: Wendy Ramos hace una breve aparición.
Asu Mare: la película (2013) se estrena este jueves 11 y es dirigida por Ricardo Maldonado, director del recordado comercial de Perú-Nebraska de la campaña Marca Perú. Ya habrá tiempo de comentar la película. 

En lo personal solo esperamos que cuente una buena historia y que no se quede en lo anecdótico. Pero cualquiera sea el resultado, recordamos lo que siempre decimos: una película vale por lo que significa para cada espectador, su valoración es un tema subjetivo y muy personal. Si una cinta cubre tus expectativas o te regala un buen momento, entonces es suficiente.




martes, 9 de abril de 2013

El regreso de G.I. Joe

El afiche lo dice todo: Willis y Johnson al rescate de la franquicia G.I. Joe. 
G.I. Joe: The Rise of Cobra (2009) fue una cinta sin mucho para rescatar más allá de la cuota de efectos especiales para entretener a los fans. Al parecer, los productores no se lo tomaron muy en serio, al menos no para contar una buena historia. “Vamos, es una película de G.I. Joe” seguro pensaron. Escogieron actores para la audiencia adolescente: Channing Tatum (Duke), Sienna Miller (Baroness), Joseph Gordon-Levitt (Comandante Cobra), Marlon Wayans (Ripcord); y se apoyaron en otros de mayor peso como Dennis Quaid (General Hawk) y Jonathan Pryce (el presidente).

Tatum deja el protagonismo a un veterano de la acción.
El encargo de dirigirla fue para Stephen Sommers (La momia, Van Helsing), y aparecieron viejos conocidos del director como Brendan Fraser (Sargento Stone), Arnold Vosloo (Zartan) y Kevin J. O'Connor (Dr. Mindbender). Ray Park (X-Men, Start Wars) hizo las veces de Snake Eyes, mientras que Byung-hun Lee (El bueno, el malo y el extraño) de Storm Shadow. 

La lista de los personajes de G.I. Joe que aparecieron en aquella cinta es larga. Pero aun con los efectos especiales, el largo reparto y su fuerte promoción, resultó una película algo tonta y anodina; algo así como ver Street Fighter (1994) con Jean-Claude Van Damme. Es decir, los personajes estaban ahí, pero el tratamiento era ingenuo e infantil (hasta en las caricaturas se lo tomaban más en serio). Stephen Sommers repitió el estilo de acción, aventura, romance y humor que le sirvió en La Momia (The mummy, 1999), desgastó en su secuela (The mummy returns, 2001) y fue chirriante en Van Helsing (2004). El resultado fue malas críticas, aunque la audiencia pareció quedar conforme, al menos lo suficiente para la llegada de G.I. Joe: Retaliation (2013).

Dwayne Johnson en lo suyo: cara de malo y sed justiciera. 
¿Y qué podemos decir? Que esta vez los productores apostaron por un estilo diferente. Si en la primera había cierto grado de fantasía, artilugios de ciencia ficción y un argumento enrevesado; esta segunda entrega copia escenas un poco de aquí y de allá, y apela a un par de actores de acción conocidos. Punto. De la anterior película solo continúan Channing Tatum (Duke), Arnold Vosloo (Zartan), Ray Park (Snake Eyes), Byung-hun Lee (Storm Shadow) y Jonathan Pryce (el presidente). La novedad es la presencia de Dwayne Johnson (Roadblock) y, por supuesto, Bruce Willis (General Joe Colton).

Cuota ninja: Ray Park (Snake Eyes) y Elodie Yung (Jinx).
Esta segunda parte rescata una escena final clave de la primera cinta y, de allí en adelante, es una nueva historia. Los G.I. Joe son traicionados y deben recuperar su buen nombre, mientras tratan de detener un nuevo plan del malvado Cobra, que aquí aparece casi de compromiso, pues es Jonathan Pryce el encargado de poner las cuotas de maldad. Y cuando decimos que la película copia de aquí y allá, es porque las escenas de acción parecen calcar lo visto en otras como Los magníficos (The A-Team, 2010), The Expendables y The Expendables 2 (2010 y 2012), Transformers (2007, 2009, 2011), Fast & Furious 5 (2011), Mission: Impossible - Ghost Protocol (2011), A Good Day to Die Hard (2013). Aquí hay acción al estilo de un grupo de comando, mientras que la cuota fantástica queda a cargo de Snake Eyes y sus peleas con Storm Shadow y un ejército de ninjas. 

Luke Bracey (Comandante Cobra) y Ray Stevenson (Firefly).
Por supuesto, aparecen otros personajes de G.I. Joe, pero todos supeditados a la historia, aunque los fans de Adrianne Palicki (Jaye) quedarán contentos, pues detrás de Dwayne Johnson y Bruce Willis, es la G.I. Joe que más aparece, y en algunos casos para lucir sus atributos físicos. Por lo demás, es divertido ver a Jonathan Pryce hacer de malo, pues se nota que se divierte. Bruce Willis logra encajar a punta de carisma, aunque verlo nos deja la sensación de estar ante una de sus cintas de acción y no una de G.I. Joe. Por su lado, Dwayne Johnson está en lo suyo. El director es Jon M. Chu (Step Up 2: The Streets y Step Up 3D), que parece acomodarse bien a las escenas de acción, humor y la simplicidad de la historia.

¿Una nueva película de Die Hard? No, es Bruce Willis en G.I. Joe.
En resumen, aquí solo queda sentarse y disfrutar de la función con una buena dosis de popcorn (canchita). Ni siquiera es necesario haber visto la primera cinta, pues el tema es simple: malos contra buenos, muchas explosiones, acción, disparos a granel, frases hechas y actores que cumplen. Lo curioso es que, viendo la reacción de la platea, funciona. Y es que, a pesar de todo su cliché, esta segunda parte es menos infantil que la primera. No hay que pedirle más.



lunes, 8 de abril de 2013

La magia de Mike

Tatum y compañía en una cinta menor, pero que entretiene.
¿Qué es Magic Mike (2012)? Sin duda no es la versión hollywoodense de Full Monty (1997) ni tampoco la cinta llena de adrenalina y sensualidad que podría esperarse tras ver el tráiler. Dirigida por Steven Soderbergh (la saga de Ocean's Eleven, Erin Brockovich) y protagonizada por Channing Tatum (G.I. Joe, 21 Jump Street, Step Up), Magic Mike está más cerca de Coyote Ugly (2000), aquella película en donde Piper Perabo interpretaba a Violet Sanford, una aspirante a compositora que llega a un bar en New York donde la dueña arma la noche entre música, bailes y sensualidad femenina. Pero tras la parafernalia y su aparente actitud desenfrenada, Coyote Ugly era una cinta más bien inocentona y convencional. Y lo mismo sucede con Magic Mike, aunque debemos reconocer que es mucho mejor como película.

Tatum (Mike) y McConaughey (Dallas) cumplen sin mayor esfuerzo.
En este caso, el personaje central, Magic Mike (Channing Tatum), no llega a un mundo lleno de fiestas y sexo; sino que ya está en este, aunque su meta (al igual que la idealista Violet en Coyote Ugly), es alcanzar una vida más tradicional. Mike es un stripper (Tatum lo fue en la vida real) que conoce a Adam (Alex Pettyfer), un joven algo desorientado a quien introduce en su mundo de diversión. Prácticamente ese es el resumen del argumento. Pero Mike es en realidad un buen tipo que busca retirarse y que mientras hace amistad con Adam, conoce a la hermana de este, Brooke (Cody Horn), que representa el mundo centrado que desea alcanzar. Matthew McConaughey es Dallas, el singular dueño del local donde trabaja Mike, y paremos de contar.

Por supuesto, tener a Soderbergh tras la cámara te asegura buenas actuaciones y una historia contada con aplomo y frescura, allí donde otro director hubiese terminado con una cinta sin mayor interés o llena de escenas y diálogos clichés. Dicho esto, tampoco es que ofrezca mucho. Está bien dirigida, los personajes son mimados por Soderbergh (como en Ocean's Eleven) al punto de que incluso los momentos de supuesta tensión o los que insinúan el mundo desordenado y potencialmente sórdido de Mike, son manejados con tanta sobriedad y cuidado, que la película se ubica en una apacible seguridad.

La cinta es más bien sobria y evita algún tipo de exceso.
La cinta le permite a Tatum lucirse en sus dotes de bailarín y galán, lo que dejará contentas a sus fans. Soderbergh sabe escoger y manejar las escenas en que los strippers bailan, inclinándose más al ambiente de fiesta y diversión que al de la sensualidad. Es decir, una versión edulcorada sin riesgo alguno. El personaje de Matthew McConaughey (Dallas) nos parece algo exagerado, pero no deja de ser divertida la escena de su presentación final y aquella en que muestra un lado más oscuro. Tal vez la exageración de McConaughey no sea su culpa, pues como decimos es una cinta en donde todo tiende a lo sobrio. Quien calza muy bien es Cody Horn (Brooke), pues se muestra espontánea y natural, le da vida a las escenas en donde interviene, y su personaje, a pesar de su simplicidad, resalta. El resto de caracteres, incluso el de Channing Tatum, están colocados para cumplir su rol, como decimos, sin mayor intensidad.

El personaje de Horne (izquierda) aporta frescura y naturalidad. 
Pensándolo bien, ¿recuerdan Cocktail (1988)? ¿Aquella película en que Tom Cruise, en la cúspide de su fama de joven galán, interpreta a un barman algo libertino que llega a Jamaica para enamorase y sentar cabeza en los brazos de Elisabeth Shue? Pues Cocktail era una cinta inocentona y pensada para el lucimiento de Cruise y felicidad de sus fans. Pues bien, cambien a Tom Cruise por Channing Tatum, denle un toque más moderno y atrevido (solo en lo superficial) y encárguensela a un director como Soderbergh que sabrá explotar el carisma de los actores y darle a la cinta cierto interés a pesar de contar una historia muy, muy simple.

Magic Mike (2012) es una película bien dirigida, menor, sin riesgos ni excesos, aunque agradable y para pasar el rato.