lunes, 2 de julio de 2012

Las cintas de superhéroes

¿Adónde van? Kirk Alyn y el primer Superman (1948-1950).
A poco del estreno de Avengers: Age of Ultron (2015) aprovechamos la ocasión para reflexionar sobre un tema constante entre los seguidores de los cómics y los cinéfilos: el género de superhéroes en la pantalla grande y su aparente boom actual. La discusión en foros y webs especializadas es si se trata de un potencial y fortalecido género que permitirá esperar nuevas y mejores producciones.
Hoy las cintas de superhéroes viven un apogeo con los grandes estudios que tienen en la tecnología digital y el 3D dos recursos de gran atractivo visual con los que no contaban años atrás.

Superman y Batman. Las cintas de superhéroes se remontan a los años cuarenta. 

Sin embargo, el personaje del superhéroe llevado a la pantalla chica o al cine de Norteamérica existe desde finales de los cuarenta. Kirk Alyn interpretó a Superman en la serial de 1948 a 1950. En 1951 se estrenó la película Superman and the Mole Men que sirvió de primer capítulo para la serie protagonizada por George Reeves de 1952 a 1958. El Capitán América tuvo una serial en 1944; en el caso de Batman, Lewis Wilson interpretó al personaje en una serie de 15 capítulos en 1943, mientras que Robert Lowery hizo lo propio en The New Adventures of Batman & Robin de 1949. En los sesenta hicieron su aparición Adam West (Batman) y Burt Ward (Robin) con la pintoresca serie Batman (1966 a 1968) y la película de 1966. 


Capitán América y Spider-Man. Modestas versiones de los setenta para televisión.

Los setenta y ochenta no fueron menos generosos con títulos como Wonder Woman (1975–1979), Shazam! (1974-1977), The Incredible Hulk (1978-1982), The Amazing Spider-Man (1977-1979), las cintas Spider-Man Strikes Back (1979) y Spider-Man: The Dragon's Challenge (1981), las películas de televisión Captain America (1979) y Captain America II: Death Too Soon (1979)  y toda la saga de Superman (1978, 1980, 1983, 1987) con Christopher Reeve. En los noventa aparecieron la cinta para video Capitán América (1990), Superboy (1988-1992), The Flash (1990-1991) y la cinta para video The Flash II: Revenge of the Trickster (1991), Lois and Clark: The New Adventures of Superman (1993-1997). En la década siguiente Smallville (2001-2011) fue lo único para destacar en la televisión.



 
Superman (1978). Referente y una de las mejores cintas.
Es cierto que al parecer, en estos últimos años, el género de superhéroes parece una apuesta segura para llenar butacas y colmar la taquilla; pero aunque en menor número, Batman (1989) y Batman Returns (1992) de Tim Burton hicieron lo mismo en su momento; e incluso las deplorables Batman Forever (1995) y Batman & Robin (1997) de Joel Schumacher generaron expectativa y muchos fueron a verlas. Hay que reconocer que se trataban de apuestas aisladas, mientras que hoy en día el género tiene una importancia central en las arcas de los grandes estudios desde Spider-Man (2002).

El héroe y su destino se remontan a la mitología.
La cuestión es: ¿estamos ante un género de gran potencial para el cine? Desde las grandes epopeyas hasta el más humilde de los comics, el sendero del héroe siempre ha sido uno: el largo viaje del autodescubrimiento y de la misión que debe cumplir para enfrentarse con su gran rival o la gran campaña que debe realizar (una tarea que sobre todo en la mitología y la literatura clásica no necesariamente termina bien, pues la tragedia es parte de la enseñanza en el destino de los héroes). 

El género que muchos descubrimos con los comics y otros con la televisión y el cine, no es sino una variación de esta premisa a la que se suman dos características: el superhéroe por lo general siempre vence y, por supuesto, tiene poderes sobrehumanos. Fuera de ello y que su esencia y su cuna es el cómic, las cintas de superhéroes están limitadas desde su origen. Eso no quiere decir que no puedan ofrecer historias interesantes, momentos de entretenimiento e incluso sagas, pero desde el punto de vista de la cinematografía sus características no permiten su reinvención ni alcanzar el nivel de los grandes clásicos, pues no pertenecen a un género original. 

Género mayor. El western se reinventa y mantiene.

Esta idea no es nuestra, pero nos parece interesante. Si consideramos, por ejemplo, el género de los cowboys o western, este ha regalado clásicos, películas convencionales, cintas épicas, modestas, algunas de estilos muy particulares, y hasta modernas revisiones, algunas crepusculares, otras duras, ligeras y hasta cómicas. Los elementos del western por sí solos bastan, ya sea en el sentido clásico o en una continúa reinterpretación de los mismos.

Por el contrario, las mejores películas de superhéroes lo son a pesar de sus características originales, e incluso las menos afortunadas incluyen relatos alternos o subtramas en busca de añadir elementos adicionales a la historia básica. Tal vez Superman (1978) haya sido la mayor apuesta por otorgarle al género un carácter maduro sobre la base de la premisa original. Superman II (1980) era el cierre final de la historia con la autoafirmación del superhéroe y la aceptación de su destino (a expensas de renunciar a una vida mortal). El cambio de enfoque en Superman II tras el retiro de Richard Donner, el director original, y la omisión de escenas como las de Marlon Brando echaron por tierra tan ambicioso proyecto. Hasta el día de hoy es el referente entre las películas de superhéroes.

Entre las recientes y mejores cintas del género están Batman Begins (2005) y The Dark Night (2008) de Christopher Nolan que toman inspiración del cine de detectives y la novela negra (tal como lo hacen los cómics de los que se basaron los respectivos guiones). Por supuesto, los elementos del género de superhéroes están allí, pero es claro que si aquello bastara los Batman de Joel Schumacher no hubiesen sido el fiasco que fueron, o para usar un ejemplo más cercano allí está la intrascendente Linterna Verde (2011). Esa es la razón por la que Superman Returns (2006) de Brian Singer no funcionó. Thor (2011) cumple, pero no deja de ser algo insustancial salvo por el drama que aporta Loki (Tom Hiddleston); y Captain America (2011) es correcta, pero es tan formal que no tiene picos emotivos. El sendero del superhéroe es demasiado simple y repetitivo.

Batman (1989) tomado en serio. El mérito fue de Tim Burton.
Está claro que las mejores cintas de superhéroes son aquellas que conservan los elementos básicos, pero que usan otras premisas para desarrollarse: la fantasía (Hellboy 2004 y 2008), la redención (Iron Man 2008) o el suspenso y el cine detectivesco (Batman 2005 y 2008). Sin embargo, el aplicar esta fórmula no asegura el éxito. Veamos ejemplos: Watchmen (2009) de Zack Snyder fue una interesante película (salvo por la absurda escena de amor en la aeronave): antes que una cinta de superhéroes, combina elementos de misterio, la ciencia-ficción y las películas de detectives. Por eso Rorschach (Jackie Earle Haley), el implacable y atormentado detective, es el personaje central y el mejor desarrollado.


Imagen y función similar. Rorschach es el oscuro detective.
X-Men: First Class (2011) de Matthew Vaughn fue también una buena película y se apegaba al descubrimiento de los superhéroes; sin embargo, lo mejor de la cinta era el drama generado entre Sebastian Shaw (Kevin Bacon) y Magneto (Michael Fassbender), la rivalidad entre ambos y la venganza final de Magneto: la lucha entre la creación y el creador (hablamos de dilemas mitológicos). Por eso, aunque aparece solo lo justo, el mejor personaje de todos es el de Kevin Bacon. Ninguna de estas cintas fue del gusto de la mayoría de espectadores ni de los fans.

Para ir más lejos: Kick-Ass (2010) de Matthew Vaughn era una ironía sobre el papel del superhéroe, aunque al final regresa sobre sí misma y pondera el lado heroico del personaje. Super (2010) de James Gunn es una retorcida y deformada visión de los delirios de grandeza volcados por capricho en el ideario de los superhéroes; Defendor (2009) de Peter Stebbings es una ácida comedia que al igual que Super toma a un desquiciado que cree ser un superhéroe. Ni Super ni Defendor son películas de superhéroes como tales; mientras que Kick-Ass tiene más de justiciero que de superhéroe.


Kick Ass (2010), Super (2010) y Defendor (2009). Tres cintas fuera del género.
Sin duda las historias de superhéroes siempre nos gustarán porque crecimos con ellas, el universo de los cómics (que es mucho más amplio) nos regala una visión estética y narrativa tan valiosa como la del séptimo arte o la literatura, y hay historias de una belleza y calidad notables. Pero lo cierto es que pocas cintas de  superhéroes son memorables y corremos el riesgo de que la mayoría sea una repetición de la fórmula. La función de los superhéroes en el cine es el de un género menor aun con todos los efectos especiales que luzcan. En todo caso, veremos qué pueden hace directores como Christopher Nolan o declarados seguidores de los cómics como Matthew Vaughn, Zack Snyder o Joss Whedon para reinventarse.

El bien triunfa sobre el mal. La esencia del superhéroe.

Cuando vi The Avengers (2012) me gustó y quedé agradecido, pero me descubrí pensando que hubiese sido genial ver aquella cinta cuando tenía diez años o acaso menos. La esencia de los superhéroes vive en el recuerdo de aquel pequeño que soñó con los comics y que creía que el bien siempre triunfa sobre el mal. Esa es la clave.


No hay comentarios:

Publicar un comentario