Lo que sigue es una serie de apuntes que deseamos compartir, pero
sin contar el argumento en lo posible. Eso sí, la cinta es larga y no tiene el
ritmo trepidante de la segunda parte (aquella con el Joker), por lo que
sugerimos buscar un buen lugar en la sala de cine, porque merece verse en
pantalla grande a fin de no perder detalle alguno.
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La historia es buena, pero se plasma con altibajos. |
- En primer lugar, tanto las críticas positivas como buena
parte de las que no lo son tienen razón. Es decir, estamos ante un filme que se
puede aplaudir por sus aciertos como señalar con facilidad lo que no funciona
del todo. Dependerá del espectador, al final de la película, decidir en cuál de
los lados se ubica, porque no hay términos medios. O te gusta por lo que desea
transmitir, o te disgusta porque en dicho afán la cinta no avanza al ritmo
deseado.
- Lo volvemos a decir, The Dark Knight (la segunda parte) es
la mejor de la trilogía. Es equilibrada en drama y acción, la historia es
sólida, conmovedora, dura y sin concesiones, Nolan maneja las escenas con
exactitud milimétrica, los diálogos son agudos y certeros, y la trama se
desarrolla de manera vertiginosa y al límite por los veloces cortes de edición.
Tiene a un héroe ya definido y a un villano irrepetible (el Joker de Heath
Ledger). Pero esto es posible gracias a Batman Begins, que
compone las bases que le permiten a Nolan centrarse solo en la historia en
aquella segunda entrega. Pero además The Dark Knight no tendría sentido total
sin The
Dark Knight Rises. Tres películas, tres cintas enlazadas y que se
complementan, pero cada una diferente en su propuesta narrativa y visual.
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Bane (Tom Hardy) cumple un rol necesario aunque frío. |
- Batman esta vez no lucha con un villano tan sólido como el
Joker. Bane (Tom Hardy) se ve limitado por su máscara, es solo
violencia y discursos descarnados; y aunque en realidad esa es su función pues
hay otro personaje detrás de él, carece de una presencia más sólida. Del
segundo villano solo podemos decir que aparece lo justo para cumplir su labor,
pero en realidad no tiene fuerza. Más allá de la sorpresa de su aparición está allí
porque permite añadir una mayor densidad a la historia.
- La cinta dura casi tres horas (164 minutos) y su mayor
problema es que busca abarcar una serie de situaciones y conflictos para cerrar una idea totalizadora. Christopher Nolan es lo
suficientemente hábil para no perder el control de tantos personajes,
situaciones e historias, pero al final la cinta puede verse como un conjunto de
buenas secuencias que se encadenan con lógica, pero que en ese largo discurrir pierden
intensidad. Algún avezado productor habría convertido la cinta en dos partes,
pero eso ya hubiese sido un exceso. Es claro que Nolan apela a todos sus
artificios y trucos, pero ya se nota en él un
desgaste. Batman tenía que terminar de todas maneras.
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La extensa trama se soporta con el buen reparto de actores. |
- La extensión y la trama genera que algunos personajes
pierdan fuerza y se perciban como simples cumplidores de un rompecabezas bien
armado. Otro aspecto es el transcurrir del tiempo, pues no queda claro en
algunos momentos si han pasado días o semanas. El otro aspecto es el espacio:
hay un par de escenas en que los personajes surgen de la nada y sin ninguna
referencia sobre el transcurso de un punto a otro (¿recuerdan el caos de la
parte final de Transformers: Dark of the Moon?).
- Cuando se tiene un grupo de actores de reparto del nivel que se ve en esta trilogía de Batman, te puedes dar el lujo de salvar una cinta tan larga apelando a momentos dramáticos y precisos a fin de volver a atrapar el interés del espectador. Puedes sostener secuencias sin que aparezca Bruce Wayne o Batman, pues Michael Caine (Alfred), Morgan Freeman (Lucius Fox) y Gary Oldman (Gordon) tienen suficiente presencia y carisma para hacerlo. Está además Joseph Gordon-Levitt para sostener con eficiencia a un personaje clave (John Blake) al final de la cinta, e incluso Nolan se da el lujo de usar a Matthew Modine (oficial Foley) como un personaje adicional que también vive su propia historia. Como en El Origen (Inception, 2010) y sus sueños dentro de sueños, en esta última parte de Batman, los personajes tienen sus propias historias, como pequeños relatos que se superponen y que permiten sostener la historia central justo donde esta deja vacíos.
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The Bat impacta, emociona y llena los ojos del espectador. |
- Si en la primera cinta fue el tanque hecho vehículo para
Batman y en la segunda fue la aparición de aquella moto futurista, esta vez es
The Bat (así se llama el vehículo aéreo que usa el héroe enmascarado) el que
merece todos los aplausos. No importa lo que hayan visto en el tráiler, es
necesario verlo en la cinta y Nolan aprovecha al máximo todo el efecto que esta
nave genera.
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La mejor Catwoman de lejos, pero no como para otro film. |
- Para quienes se lo preguntan: Anne Hathaway es la mejor
Selina Kyle-Catwoman que uno hubiese podido imaginar. Sobre todo en los
primeros minutos, cuando se da a conocer y muestra todas sus habilidades. Luego
se diluye un poco como el resto de protagonistas. Pero es más que suficiente,
aunque no como para que protagonice su propio filme, como algunos ya han
sugerido, pues sería una película menor e injusto para el personaje. Es
una lástima que no hubiese aparecido antes, pues sin duda queda el deseo de ver
más de ella.
- Hay una escena en que seguro dirán: “Aquí debió estar el Joker”. Y es que es tan surrealista, tan caótica, tan delirante que es imposible no pensar en él. Es tan obvio, que el personaje que lo reemplaza se ve contenido, sin gracia y sin locura alguna; como si el actor que lo interpreta (Cillian Murphy) fuese demasiado consciente que aquel no era su lugar y que cualquier impostura o gesto exagerado traería a la mente a Heath Ledger. Y es una lástima, porque es más que seguro que apenas lo vean podrán incluso imaginar los gestos, los sonidos, las miradas y las actitudes del Joker en aquella especie de juzgado apocalíptico. A tal nivel fue la interpretación de Ledger.
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Miranda Tate (Marion Cotillar) se diluye en la historia. |
- Miranda Tate (Marion Cotillard) es uno de los personajes que
más sufre con lo amplio de la historia. Al punto de que la relación con Bruce
Wayne se da muy rápido y es uno de los protagonistas más flojos. Es al final que
su presencia cobra importancia, pero no deja de sentirse inconsistente.
- El personaje de Alfred, el más emotivo por su cercanía a
Bruce Wayne, desaparece luego del primer tercio solo para regresar al final.
Tal vez la historia así lo requería, pero nos priva de uno de los protagonistas
más entrañables de la saga. Al igual que Bruce Wayne, nos sentimos un poco solitarios
y abandonados sin él. Aun cuando Nolan reemplace su función e incluso su figura
(en una especie de guiño o juego con el espectador) con el guía que Wayne
conoce durante su permanencia en las mazmorras.
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El nivel de violencia llega a ser por momentos muy realista. |
- Quien desee verlo hallará en este filme un discurso sobre
la crisis financiera y la responsabilidad de quienes se enriquecen a costa de
las mayorías, la explosión de la violencia y el fantasma del terror que ha
vivido y vive la sociedad norteamericana, el dilema sobre hasta
dónde las leyes y las normas cumplen su rol y cuándo estas deben quebrantarse
por un ideal mayor. Pero como decimos, Nolan no olvida su razón de ser y el
final nos recuerda que es una película con un buen propósito: un mensaje
optimista y esperanzador.
- Es sin duda la cinta más cruda de las tres por el nivel de
violencia. Aunque Nolan se cuida mucho de las escenas que muestra y es muy
pulcro en las mismas, es imposible por momentos no sentir el impacto de
situaciones que superan a otras películas de acción. Y es que las escenas son
muy realistas, aun cuando no se vea sangre alguna. No obstante, a pesar de la
violencia que mencionamos, el final nos
devuelve el ideal del héroe para felicidad nuestra.
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El más entrañable de los personajes aparece solo lo justo. |
- Nos preguntamos si no hubiese sido mejor solo el rostro de
Alfred en la última escena, sin mostrarnos qué es lo que observa. Porque una
vez más Nolan nos hace caer en el juego de Inception, aun con todos los
supuestos detalles y pistas que nos deja en los segundos finales. Y nuevamente
será el espectador el que decida qué creer y qué final es el que asume. Válido,
pero hasta cierto punto incómodo. Lo que pudo ser efectivo una vez, se vuelve inconsistente una segunda o tercera.
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Momento de decir adiós. Nolan ya usó todos sus trucos. |
- Por todo lo anterior, es bueno que el Batman de Nolan
termine aquí. El personaje se lo merece, pues tal como sucede en
la cinta (Bruce Wayne está al límite de sus fuerzas físicas y mentales), ya
no daba para más. Nolan, como señalamos, tampoco. Al igual que Batman, ha usado
todos sus trucos. Al igual que el héroe enmascarado, debe reinventarse, buscar otras
formas para renovar su estilo y su propuesta. Tal vez en un largometraje de menor
presupuesto e intimista. Si bien su mérito ha sido elevar el nivel del cine
comercial, empieza a lucir esquemático y predecible. Y corre el riesgo de
convertirse en un director más, de esos que Hollywood llama para sacar adelante
alguna superproducción de estilo impersonal, artificiosa y grandilocuente.
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