lunes, 1 de octubre de 2012

Ted: el oso cariñoso

Es el humor de Family Guy aunque en su versión menos cruda.
Seth MacFarlane es el creador de Padre de Familia (Family Guy, 1999) esa irreverente serie animada que en cierta forma le tomó la posta a los Simpsons (creada por Matt Groening) en cuanto a impostura, humor corrosivo y una mirada entre burlona y sarcástica de los iconos culturales y populares modernos. MacFarlane tomó todo ello y lo llevó a nuevos límites, al punto de llegar a lo sórdido y visceral. Pero lo rodeó a su vez de una parafernalia de estilo hollywoodense, y no tiene reparos en tomar de aquí y allá referencias desde el cine y la televisión hasta los tabúes sociales para burlarse de la política norteamericana, bromear con el sexo en todas sus formas, tocar el racismo, todo tipo de prejuicios y más.

 Así, el casi insoportable Peter Griffin (a diferencia del buen Homero que al final tiene algo de corazón) y su familia pueden enredarse en un juego de palabras y referencias al estilo de Saturday Night Live en donde ruedan todas las cabezas posibles (incluso literalmente) o verse en una escena sacada de algún clásico del cine norteamericano.
Pues bien, ahora MacFarlane se animó por el cine y nos entrega su primera cinta: Ted (2012). ¿De qué trata? Pues de un irreverente oso de peluche que es el fiel amigo de John Bennett (Mark Wahlberg), un tipo maduro que debe elegir entre avanzar en su vida o seguir de manera disipada y aparentemente feliz. Para quienes vimos el tráiler, y todo el manejo publicitario con la etiqueta de cinta para mayores de 18 años, lo que imaginamos que se nos venía era el humor más adulto y el estilo más chocante de lo visto en Family Guy. Y fuimos preparados para eso.

Ted es una cinta menos irreverente de lo que prometía.
¿El resultado? Pues que se trata de una película que, a pesar de todas sus supuestas imposturas, es mucho más naif, o si lo prefieren, más apta para todos, de lo que parecía. Para quienes conocen la serie, Ted está más cerca de Stewie y sus correrías con Brian que de la malicia e ineptitud de Peter Griffin. Imaginen un capítulo con una de las aventuras de Stewie y Brian más bonachonas que hayan visto y olvídense de las versiones con más sangre, chocantes o crudas. Pero sigue siendo el humor de Seth MacFarlane. Se reconoce en los diálogos sarcásticos, en la actitud de algunos personajes, en las secuencias hilarantes, en las persecuciones y en la música escogida para cada secuencia. Y es que al final se trata de una cinta con un mensaje más bien positivo y en donde el desenfado del buen Ted es desde un inicio simpático a pesar de su lenguaje aparentemente soez (mucho menos de lo que imaginábamos) y que se termina diluyendo en una especia de versión navideña de Family Guy.

En general, MacFarlane dirige con solvencia y demuestra que puede hacer cualquier comedia ligera que se le venga en gana. Ted es de mucho mejor gusto y estilo que cualquiera de las últimas comedias de Adam Sandler, Will Ferrell o Kevin James, e incluso, aunque la trama de fondo es realmente simple y hasta ingenua, está lejos de ese estilo bobalicón, primario y casi amateur de Sandler y compañía.

Reemplacen a Ted (el oso) por Stewie (Family Guy). ¿O no?
Los últimos 15 minutos son casi de un estilo que nos recuerda esas comedias de los ochenta que buscaban ser irreverentes pero que en el fondo tenían un final feliz. Eso sí, a lo largo de la película hay secuencias divertidas, de mucho humor y que funcionan. Digamos que es ver una cinta con algunas buenas escenas al estilo de Family Guy repartidas a lo largo de la misma. El acierto es haber incluido al personaje animado de Ted: es en estilo y actitud una versión de Stewie. Tal vez quienes buscaban una comedia más sórdida y sarcástica, y tal vez con una trama algo más desarrollada, se sentirán decepcionados; pero vamos, es MacFarlane y la premisa es reírse un rato.

Ted bien pudo catalogarse como para mayores de 14 años (hay un desnudo por ahí, pero bastante divertido y que para nada escandaliza). Nos parece que El dictador (The Dictator, 2012) de Sacha Baron Cohen es mucho más irreverente y grotesca; o mucho más cargada de obscenidades y humor adulto la insípida That's My Boy (2012) de Adam Sandler. Y tanto El dictador como That’s My Boy tenían restricción para mayores de 14 en nuestras salas locales.

Una recomendación: vean la versión original y no la doblada al español. Se pierde mucho al no escuchar la voz de Seth MacFarlane en cada broma que hace Ted. 




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