lunes, 22 de octubre de 2012

Cuando Drácula es bueno

Una cinta entretenida que la disfrutan sobre todo los niños.

El buen conde Drácula ha construido un hotel donde todos los monstruos y seres de la noche puedan descansar. Su objetivo es alejarse de los malvados humanos y sobre todo proteger a su pequeña hija Mavis. Todo va bien hasta que Mavis, en su cumpleaños 118 conoce a Jonathan, un joven y despistado excursionista. 

Este es el argumento central de Hotel Transylvania (2012) cinta dirigida por Genndy Tartakovsky, quien ha tenido a su cargo series animadas como Samurai Jack, El laboratorio de Dexter y Las chicas superpoderosas.

El conde Drácula como un preocupado padre.
Tal vez por eso lo mejor de la cinta es el desfile de zombies, brujas, fantasmas, cabezas parlantes, monstruos y demás seres que habitan en el hotel. Tartakovsky logra divertirnos con los pequeños detalles y la simpatía de estos personajes, entre ellos el Hombre Lobo, Frankenstein, el Hombre Invisible, La Momia y Cuasimodo. Los primeros minutos son un carrusel de divertidas escenas muy al estilo de El laboratorio de Dexter.

El tema central, el enamoramiento entre Mavis y Jonathan, y la actitud sobreprotectora del conde Drácula son la parte más convencional. Pero no deja de ser divertido. Adam Sandler hace la voz de Drácula en la versión original y si bien hay algo de su humor en algunas escenas (el final sobre todo) el resultado es bueno.

Mavis y Jonathan en el clásico amor juvenil.
Algunos críticos han desmerecido la sencillez de la historia al compararla con cintas de más vuelo como Monsters, Inc. (2001) o la reciente Frankenweenie (2012). Sin embargo, por esta vez no estamos de acuerdo. No todas las películas animadas tienen por qué ser complejas ni pensadas tanto para los más pequeños como para los adultos. Lo importante es que sean auténticas consigo mismas (algo que criticamos por ejemplo en Valiente, que se promocionó como una historia épica cuando en realidad fue muy simple).

Hotel Transylvania es alegre e inocente. Los niños no paran de reír y se conectan de inmediato con estos monstruos extravagantes que no asustan y que solo quieren divertirse. Para el público adulto es una historia graciosa y que entretiene. Lo mejor es verla en 3D si es posible (el costo de la entrada se deja sentir, pero vale la pena) y quedarse hasta el final de los créditos, pues luego de los dibujos del conde Drácula y compañía, aparece una serie de bellas ilustraciones de los escenarios y los personajes.

Es una película para disfrutar con la familia. Y sobre todo con los más pequeños.



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