lunes, 4 de junio de 2012

Blanca Nieves, Thor y los enanos de Tolkien


Una Blanca Nieves más de acción que de emoción.
Algo del Señor de los Anillos, un poquito de Robin Hood (¿la escena de la batalla en la playa otra vez?), un fondo musical a lo Tron: Legacy (2010), un close up a Charlize Theron, bella como siempre, y un buen lote de clichés”. Eso fue lo que señalamos con atrevimiento sobre el tráiler de Snow White and the Huntsman (2012) hace unos meses, y decimos con atrevimiento porque era posible encontrarnos con algo diferente. Lo cierto es que esta versión de Blanca Nieves está un poco mejor que otros largometrajes de fantasía, pero eso es todo.
Y es que no estuvimos lejos en nuestra apreciación: esta película recoge una serie de referencias, ideas y escenas vistas en otros filmes del género y puestas al servicio de un guión que se soporta con las justas. El resto es una combinación de, repetimos, The Lord of the Rings en todas las formas posibles, un mundo de fantasía que rescata elementos vistos desde Harry Potter hasta Hellboy y personajes que más de un seguidor de los videojuegos hallará en los títulos de estilo medieval y las consiguientes batallas entre ejércitos y las tomas de castillos.
La fantasía está ahí, pero queda en el decorado.
 ¿Se deja ver? Por supuesto y habrá quienes la disfruten, es solo que nos queda la sensación de una historia irregular y en todo momento con escenas ya vistas una y otra vez en diferentes películas. El mayor mérito es que han tratado de darle un tono maduro y espacio a los personajes para que se desarrollen, pero todo queda en la superficie.

Es como si hubiesen querido dar a la película una profundidad en la que no creían. Entre los guionistas está John Lee Hancock, responsable de largometrajes como A Perfect World (1993) y The Blind Side (2009), aquella película que le valió a Sandra Bullock el Oscar a mejor actriz en el 2010. Pero hacer que los personajes suelten lágrimas en la pantalla o den un discurso sentido no significa nada cuando se hace de manera mecánica y reiterada, pues entonces es evidente que se trata de un simple ardid efectista.


Charlize Theron es una reina más estresada que malvada.
Muchos celebrarán la actuación de Charlize Theron, pero en lo particular nos pareció más una reina estresada y que gusta de la declamación antes que un ser perverso y maléfico. Es cierto que quisieron darle un giro a su personaje, narrar un poco su pasado y dotarla de mayor solidez, pero todo queda en un constante desequilibrio emocional, gritos y disfuerzos. Kristen Stewart (Blanca Nieves) parece que tiene solo tres gestos: sonrisa fría, mirada furiosa y semblante de angustia, y emplea los tres según la escena.
Chris Hemsworth, el cazador (o Thor si lo prefieren), es curiosamente el más creíble, dentro de un rol tan limitado y esquemático como los otros. Los enanos salen mejor parados que los de Mirror Mirror (la versión de Blanca Nieves con Julia Roberts), pero nos recordaron a los de Tolkien. Y paremos de contar, porque el resto de personajes bien puede salir en la serie Game of Thrones (2011).
Una escena mil veces vista pero que llena los ojos.
Hay escenas como las del bosque prohibido que contrastan con las del bosque encantado (sí, hay dos bosques) simplemente porque en un momento parece que estamos camino a Mordor y luego aparecen seres en los que solo faltaba un unicornio y los pitufos. Es como si en su afán de llenar los ojos del espectador hubiesen cogido, lo repetimos una vez más, elementos de todas partes a fin de dar más de lo que la historia (o el guion) realmente ofrecía.
Tal vez de haberse quedado en un tono  oscuro y casi siniestro, esta película hubiese sido mejor. O si hubiesen creado su propio universo, es decir, si se hubiesen atrevido a ser más auténticos. Porque incluso el final que parece insinuarse diferente tras el clásico beso que se le da a Blanca Nieves es falsamente ambiguo y solemne.  
El cazador y los enanos cumplen su esquemático rol.
A pesar de todo lo anterior, hay que reconocer que la película avanza con cierta ligereza, se quiso hacer algo diferente con la historia original de Blanca Nieves y sin duda es mejor que Mirror Mirror. Al menos nos dio más elementos que criticar.

Al final el cine es para disfrutarlo y ser felices. Y la única opinión que vale es la que cada uno tiene luego de ver una película. Si esta Snow White and the Huntsman hace feliz al público, bienvenido sea (y parece que le ha ido bien en ese aspecto). Pero aquí entre nos, luego de tantos años, la versión de Walt Disney, Snow White and the Seven Dwarfs (1937), sigue siendo, en nuestra humilde opinión, la mejor y de lejos.

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