martes, 20 de diciembre de 2011

El buen Danny

Hay algo en Danny Boyle que conmueve. Trainspotting (1996) siempre es y será su mejor, alocada y díscola creación. Es posible que Slumdog Millionaire (2008) sea la más celebrada y famosa, pero me inclino por las obras más viscerales, de esas que pueden arrastrar los errores de su artífice: aquellas no tan pulidas, aunque sí más desgarradoras y auténticas.
Es como tu primer poema, será incompleto, mutilado y poco artístico, pero sin duda también el más sincero.
Lo interesante de Boyle es que salta de un género a otro, pero en todos sus largometrajes hay algo de humano, de perdido, de ausente. Lo zafio y lo sangriento le van tan bien como lo maravilloso y lo tierno. La muerte y la vida, el desenfreno y la serenidad, la locura y la esperanza. El amor. Tal vez solo se trate de las múltiples formas del amor.
Sunshine (2007), Millions (2004), 28 Days Later (2002), A Life Less Ordinary (1996) y Shallow Grave (1994): disímil lista sin duda, como para que puedas hallar la que más te agrade.

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