Alcántara y Ana Cecilia Natteri en graciosa interpretación. |
Y es que la cinta se alimenta del show que
hacía Alcántara en los escenarios. Y ese paso, de las tablas al cine, se hace
con acierto, con escenas simpáticas y actuaciones correctas. En algunos casos con detalles narrativos
de buen gusto. Los créditos del inicio son graciosos y recogen un estilo que
si bien hemos visto en cintas foráneas, es ajeno a nuestro cine nacional,
siempre tan serio y rígido. La ambientación de una época y las referencias culturales son otro acierto. Se
nota el cuidado en la recreación del hogar materno y en escenas como la fiesta ochentera
(imposible no reírse con solo recordar que eran tal cual se ve en la cinta).
Esos detalles le dan identidad al entorno y a la historia, y aunque algunas referencias
no sean tan cercanas para los más jóvenes, las vivencias de Cachín son reconocibles
por todos.
La ambientación es muy buena en algunas escenas. |
Carlos Alcántara no solo divierte, sino
que interpreta un par de personajes más en un guiño al espectador. Ana Cecilia
Natteri y Gisela Ponce de León dan vida a la madre de Cachín (mayor y joven,
respectivamente). Dayiro Castañeda, quien interpreta a Carlos Alcántara de niño, actúa con naturalidad, y Santiago
Suárez (Alcántara de joven) cumple bien.
En general, las interpretaciones (cercanas a la parodia) van con el tono de la película.
La cinta no se queda en la anécdota o
la suma de episodios jocosos. Asu
Mare: la película es ante todo una buena historia, simple y graciosa, narrada
con frescura, coherente y realizada con el corazón. Pues entre broma y broma, el personaje de Alcántara
se permite ser tierno por momentos, confidente con ese público al que le narra su historia, al
que le muestra su lado vulnerable, aunque nunca sin perder la capacidad de
mirar cada momento con una chispa de alegría, esa que le permite superar los
momentos en que la suerte le da la espalda.
Hay dos momentos que nos parecen
flojos: cuando el personaje de Cachín nos cuenta un lado oscuro de su
vida y la escena que lo hace reaccionar para volver a buscar sus sueños. El
primero nos dio la sensación de estar puesto por compromiso y en el segundo no
hay mayor intensidad dramática (la escena pudo ser más creativa).
Fuera de
ello, Asu Mare cumple de lejos con
lo que promete: es una cinta alegre y optimista como su personaje, bien
dirigida y que regala un grato momento al espectador. Es simple, pero también auténtica consigo misma. Y con eso le basta para convertirse no
solo en la cinta nacional más taquillera de todos los tiempos en nuestras salas
locales (incluso ha superado a los blockbusters de Hollywood), sino que es una
película que da gusto ver.
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