martes, 20 de agosto de 2013

Cementerio General: el terror como negocio

Una apuesta nacional por el género de terror y el cine comercial. 
Es imposible negar que Cementerio General (2013) de Dorian Fernández es una de las películas más taquilleras del año. Es la segunda cinta peruana más vista en el país y de lejos la cinta de terror que más espectadores ha reunido en nuestras salas locales, por encima de fenómenos como Actividad Paranormal.

Pero ¿qué nos pareció? La cinta replica, a su estilo, los usos y artificios del género de terror (para ser exactos el de los últimos años), vistos en películas de mejor factura e historia, aunque también en un buen número de cintas de regular trama y repetitivas, pero que tienen la ventaja de mostrar mayor oficio, técnica y recursos. Sin embargo, el toque local le brinda un atractivo que le permite generar empatía e incluso condescendencia (sobre todo entre el público joven) con una trama irregular.

Cementerio General apunta al espectador joven tanto por la historia como por el elenco elegido. Lo que no está mal. La secuencia inicial llega a generar expectativa, pero las actuaciones poco naturales del elenco y un guion bastante simple restan desde el inicio fuerza e intensidad al relato. Y ese es el punto más bajo del largometraje. No estamos frente a personajes, sino a personas que actúan, a ese tipo de interpretación habitual en las teleseries locales (también de muy baja calidad) e incluso a la de aficionados o aprendices. Por supuesto, hay escenas (en la secuencia nocturna en el cementerio) en que la acción termina por imponerse y algunas partes logran ser creíbles.

Lo mejor es la secuencia nocturna con cámara en mano.
Es cuando se desencadenan los sucesos terroríficos que la cinta alcanza sus mejores momentos con el estilo de cámara en mano, claramente basado en El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project, 1999). Sin embargo, los gags y bromas (efectivos al inicio) se vuelven innecesarios en el cementerio y quiebran los momentos de tensión (la escena del adicto que se levanta de la tumba era más que suficiente). 

Mientras corren y gritan los personajes, o se muestran las imágenes desde el filtro de la cámara en mano, se logra en parte el efecto deseado; pero cuando se debe interactuar o se da paso a los diálogos, las escenas flaquean. Tal como está planteada, la secuencia del cementerio se extiende demasiado, pues a diferencia de El proyecto de la bruja de Blair, aquí no hay un largo recorrido que permita dosificar la tensión ni extender el suspenso por varios minutos hasta el clímax de terror.

La cinta replica estilos ya vistos en películas similares.
El giro de la historia en la parte final se extiende en repetir escenas de terror vistas en otras cintas. Lo peor es que la figura fantasmal luce falsa y la última escena, aunque efectista, no logra mejorar ese detalle. Desde nuestro humilde punto de vista, en las películas de género no basta con replicar estilos, sino hacerlo con criterio y si es posible con originalidad.

Dicho todo lo anterior, Cementerio General acierta en el uso de la cámara en mano, en los sonidos y los fondos sonoros y ambientales, en respetar el género. Los créditos finales con las imágenes al estilo cómic llaman la atención y bien podrían ser un producto comercial adicional para una cinta que ha sabido promocionarse. Una cinta que demuestra que el cine comercial es posible en la industria local y que es tan válido y respetable como el cine de autor. 

Tal vez el mayor mérito es haber sabido atraer a su público (joven en su gran mayoría) y tratar de coincidir con los gustos de este. Pero aunque muy dispuesto a divertirse sin mayores exigencias, también este público sabe reconocer lo que le ofrecen. “Para ser peruana está bien”, me comentó una muy joven cinéfila. Y esa medianía, esa adecuación resignada de las expectativas que asume el espectador ante el cine local, esa sensación de un resultado en su conjunto solo regular en el mejor de los casos, es tal vez la deuda más grande del cine nacional (ya sea el cine de autor o el cine comercial). 


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