viernes, 18 de octubre de 2013

Elysium: entre el realismo y la ciencia ficción

 Elysium combina realismo, ciencia ficción y referencias sociales.
En el mismo estilo visual de District 9 (2009), el director Neill Blomkamp vuelve a la carga esta vez con Elysium (2013), y repite tal cual aquella combinación de referencias sociales, ciencia ficción y acción realista. Si en la primera cinta el marco de la historia era la raza de alienígenas retenida en guetos sin posibilidad de escape, en Elysium es la tierra misma la que es usada para confinar a los grupos marginales, mientras que las clases privilegiadas se aíslan en una gigantesca estación espacial con todas las comodidades posibles e incluso libres de enfermedad alguna. 

Y al igual que el personaje de Wikus Van De Merwe (interpretado por Sharlto Copley) en District 9, Max (a cargo de Matt Damon) es empujado por azar a una situación en la que solo le queda actuar para sobrevivir. Nuevamente, también aquí se plantea la lucha del individuo contra el sistema, el personaje anónimo que se convierte en héroe sin pretender serlo y cuyo deseo es regresar a su estado previo, hecho que lo involucra con seres desvalidos a los que termina por ayudar.

Como en District 9, se recoge la idea de la marginación y el abuso del poder.
Neill Blomkamp tiene aquí una historia ya conocida, pero que reviste con su propio estilo, apoyado además en un buen reparto. Sharlto Copley le imprime intensidad al despiadado Kruger, y Matt Damon logra componer un protagonista creíble, aunque muy lejos del Danny Archer de Leonardo DiCaprio en Diamante de sangre (Blood Diamond, 2006) o el Theo Faron de Clive Owen en Hijos de los hombres (Children of Men, 2006). 

Correcta, pero fría y acartonada.
Blomkamp opta por un Damon más contenido, sin asomo de lados oscuros ni aristas; lo que impide un contraste mayor entre su deseo de sobrevivir, su supuesto carácter solitario y su redención final. Algo que sí ocurre con Danny Archer y Theo Faron en Diamante de sangre e Hijos de los hombres, respectivamente. Y es esa falta de intensidad dramática la que tal vez coloca a Elysium por debajo de las dos cintas mencionadas.

Blomkamp prefiere ir por el lado de la historia, la cual sabe componer bien, con una línea narrativa que avanza sin tropiezos y protagonistas que cumplen su rol (como piezas de un rompecabezas), aunque tal vez algo esquemáticos y previsibles. Ver a Jodie Foster como la fría funcionaria Delacourt es el mejor ejemplo: es eficiente, compone el personaje como lo hace siempre, pero es tan previsible su actuación como su final. En cierta forma se queda en lo superfluo de la imagen y el diálogo.

Copley aporta intensidad y acción.
Es cierto, Elysium cuenta bien su historia y alguien podría decir que es una buena cinta en general, lo cual es cierto; pero por alguna razón nos queda la sensación de que todos esos elementos pudieron darnos una película más compleja o al menos más intensa en lo dramático. 
Tal como District 9, el largometraje se ubica a la mitad de ese extremo (el del mayor drama y complejidad) y el de las cintas de ciencia ficción con más acción y elementos fantásticos. Sin duda,  Wikus Van De Merwe (Sharlto Copley) transmitía más angustia y emoción que Max (Matt Damon). 

Dicho todo lo anterior, es una película entretenida, que gusta y deja satisfechos a los espectadores en general (por lo que pudimos comprobar) y que eleva en cierta forma (por su correcta dirección, puesta en escena, actuaciones e historia) el bajo nivel de la cartelera local. 



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