domingo, 9 de diciembre de 2012

Eternamente comprometidos: atrapada en el limbo

Todo queda en intención. Una comedia que pretende ser diferente sin lograrlo. 
Eternamente comprometidos (The Five-Year Engagement, 2012) gira en torno a Tom Solomon (Jason Segel) y Violet Barnes (Emily Blunt), una pareja que luego de comprometerse pospone sus planes de boda. Violet, quien estudia psicología, tiene la opción de llevar un postgrado y ambos se mudan de San Francisco, donde viven, a Michigan. A partir de allí empiezan los desencuentros de pareja cuando Tom, de exitoso chef, pasa a sentirse perdido y frustrado en la nueva ciudad, mientras Violet parece alcanzar el éxito.

Abundan los personajes hasta el exceso y sin provecho real.
Desde el inicio nos encontramos ante una narración sin picos ni grandes emociones. Es cierto que la cinta trata de evitar las bromas fáciles y el estilo típico de otras comedias, pero no logra alzar vuelo. Y en su afán de mantener un tono ligero, tampoco se inclina por un estilo ácido ni controversial. 

La trama se diluye en una serie de situaciones cortas e intrascendentes que apenas generan una sonrisa en el mejor de los casos. A ello hay que sumar el desfile de personajes curiosos que no logran sostener los 124 minutos de la cinta (dos horas nos parecen un exceso para una historia que es muy básica).

Todo queda en el decorado, en la buena intención, en la actitud bonachona del personaje de Jason Segel que parece contagiar su apatía a la película misma. Por un momento la comedia se detiene en las diferencias que surgen entre ambos sexos, pero luego la tensión se pierde en detalles innecesarios de la vida universitaria de Violet o en los curiosos amigos de Tom. 

La cinta pretende ser graciosa pero es apática por momentos.
Son demasiadas las escenas y los personajes accesorios con los que se llena el lapso entre que la pareja central se compromete hasta que se resuelve la historia. Aquí el paso del tiempo no tiene función alguna para la previsible “evolución” de los protagonistas principales.

Es probable que otra comedia que también se proyecta en nuestra cartelera: Qué esperar cuando estás esperando (What to expect when you're expecting, 2012), con todo lo acartonada, boba y convencional que pueda ser, genere más risas y sea más entretenida. 

Eternamente comprometidos es una comedia "amable" y edulcorada, tanto, que parece carecer de vida. Luce como atrapada en el limbo en el que coloca a los indecisos personajes centrales que tardan en tomar las riendas de la situación. En todo caso, la elección siempre queda en el espectador. 

Por cierto, dejamos algunas ideas más que compartimos en el enlace a continuación.

  • Se nos vienen a la mente tres comedias que son largamente superiores y que recomendamos de lejos: Cuando Harry conoció a Sally (When Harry met Sally, 1989), Cuatro bodas y un funeral (Four weddings and a funeral, 1994) y Dan in real life (2007). Incluso Dan in real life es una comedia menor frente a las dos primeras, pero aun así logra con creces su cometido. En las tres, los elementos que se usan sin éxito en Eternamente comprometidos, funcionan para regalarnos historias divertidas, con momentos gratamente emotivos y finales inteligentes.
Un clásico que debes ver: Cuando Harry conoció a Sally (1989).
  • Es probable que el intento por dar a Eternamente comprometidos un estilo anclado en lo cotidiano haya generado algunas críticas a favor. Sin embargo, desde nuestro punto de vista: las buenas intenciones no generan buenas películas. Además, el final es tan convencional, tan cursi y efectista que termina por emparentarse con las típicas comedias románticas de la cartelera. Media hora menos de metraje hubiese sido lo más honesto para los espectadores.
  • Forgetting Sarah Marshall (2008).
    Segel es conocido por la serie How I met your mother y comedias como Forgetting Sarah Marshall (2008) con Mila Kunis y la más reciente Los Muppets (The Muppets, 2011) que recibió buena críticas. Además, tiene el mérito de escribir las historias de varias películas que ha protagonizado, entre ellas Los Muppets. Pero Eternamente comprometidos no genera emoción ni en las situaciones que pretenden ser graciosas. En Forgetting Sarah Marshall el estilo de Segel funciona porque no pretende convertirla en más de lo que es: una comedia romántica, sencilla y simpática.
  • De un tiempo a esta parte, la calidad de las cintas que llegan a nuestra cartelera parece decirnos: “no somos buenas, pero te haremos pasar el rato”, en algunos casos incluso “somos mediocres, pero apelamos a tu condescendencia”. Y no nos parece justo.

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