El éxito de ¡Asu Mare! 2 debe mucho a la primera entrega. |
Eso le bastó a ¡Asu Mare! para que la disfrutáramos (sobre todo quienes no habíamos visto el unipersonal) y le disculpáramos algunas escenas flojas y cierto facilismo para resolver el tercio final de la cinta. ¡Asu Mare! lograba ser emotiva gracias a la voz en off de Alcántara y las tribulaciones de su personaje, e incluso las referencias y elementos de los ochenta estaban en función del relato.
El guion no aporta matices a los personajes ni a la historia. |
Son las ocurrencias de los amigos de Cachín tal vez lo más efectivo en toda la cinta, un recurso que en ¡Asu Mare! era solo una parte más de una serie de elementos: las referencias del barrio, los protagonistas secundarios como parte de las vivencias de Cachín, la interpretación de otros personajes por parte de Alcántara, etc.
Los protagonistas son unidimensionales e incluso la tan celebrada caracterización de Ricky (Christian Meier) es una parodia tan plana que solo funciona porque la cinta es más plana aún. Emilia Drago está en un registro complaciente que raya con lo tonto; y la contraposición de las diferencias sociales se convierten en un cúmulo de clichés de las series televisivas.
Las escenas se suceden sin mayor hilaridad ni sorpresa. |
¡Asu Mare! 2 seguramente será un éxito de taquilla, pero sobre todo por los méritos y el grato recuerdo que dejó la primera entrega. Está muy lejos de ser una propuesta lograda y más cerca a la tradicional medianía de nuestra producción local.
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