martes, 4 de marzo de 2014

“El vientre”, el suspenso como alternativa

"El vientre" apuesta por el suspenso y el thriller.
“El vientre” (2014) es el segundo largometraje de Daniel Rodríguez Risco (El acuarelista, 2008). Mayella Lloclla es Mercedes, una joven contratada por Silvia (Vanessa Saba) para que la ayude en las labores domésticas de su antigua casona. Manuel Gold es Jaime, un joven que por azar llegará también a la casa. La trama se desarrolla al inicio entre estos tres personajes. Mercedes quedará embarazada durante su estancia en la casa de Silvia, quien mostrará un interés obsesivo por la madre y el futuro niño. “El vientre” juega con elementos del thriller y el suspenso en un ritmo cuya tensión se va incrementando en el último tercio cuando los dos personajes femeninos se contraponen.

La cinta se sostiene en las dos protagonistas centrales.
La puesta en escena se subordina a la historia y se apela a pocos personajes a favor de esta tensión. Cuando el suspenso inicial pasa a una real amenaza la cinta adquiere sus mejores momentos. Lo mismo sucede con los personajes de Mercedes y Silvia, que tienen más elementos para desarrollarse. El paso del tiempo no es esencial en la historia, sino las fricciones entre las dos protagonistas y los sucesivos hechos sangrientos. Por eso el salto veloz del embarazo inicial de Mercedes a su estado más avanzado no afecta la integridad de la historia.

A nuestro gusto, dos son los momentos mejor logrados: el que corresponde a la aparición y destino de Miguel (Gianfranco Brero), el tío de Jaime; y la infructuosa huida final de Mercedes.

La relación entre Jaime y Mercedes es solo funcional.
“El vientre” es una historia menor, pues sus elementos argumentales son básicos. A favor de la ausencia de más personajes y de una trama más compleja fluye sin contratiempos. Una característica necesaria, pues estamos ante un largometraje sin picos de suspenso ni la tensión propia de las cintas de horror (aunque tenía esa posibilidad). Sin embargo, logra despertar el interés por conocer las motivaciones de Silvia (que se desentrañan sin explotar el potencial que esto tenía), así como el destino de Mercedes. El desenlace no arriesga con un giro inesperado; más bien apuesta por lo seguro al replicar elementos vistos ya en otras cintas, lo que le resta originalidad pero funciona para cerrar la historia.

La puesta en escena se subordina a la historia y los personajes.
En resumen, “El vientre” muestra oficio en la dirección y el deseo de contar una historia. Las actuaciones de Vanessa Saba y Mayella Lloclla permiten dar solidez a una propuesta más bien sencilla y que nos deja la sensación de querer ver una relato más complejo. Sin embargo, es cuestión de gustos.

Lo cierto es que el público ha respondido con interés y en la primera semana de  exhibición superó los cien mil espectadores. Hay en ello un anhelo de identificación y una curiosidad por descubrir elementos propios en las cintas de género nacionales. Tal vez incluso una gran expectativa. Lo pudimos percibir en la fila de la boletería y la atención con que el público seguía la historia. 

El cine nacional tiene un público entusiasta y expectante. 
Será interesante seguir el desarrollo de esta corriente fílmica que tiene la ventaja de que hay un público cautivo. Sobre todo para el caso del terror y el thriller, que por sus características parecen más accesibles a la producción local y que tienen un claro atractivo comercial. Esperamos que el cine de género nacional mejore su calidad y encuentre su propio estilo. “El vientre”, como otras cintas previas, es un buen intento hacia ese camino.


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