martes, 5 de febrero de 2013

Los otros noventa IV

En los noventa una canción o una película podían significarlo todo. Los azares de la vida los descubrí en los libros que llegaron a mis manos, en las imágenes de una vieja pantalla de cine, en las melodías sobre el amor y el desamor.

Recuerdo el eco de las risas que se perdían en las noches de verano. La tristeza por los primeros amores adolescentes y la amistad sincera de los amigos de toda la vida.

Los noventa eran las largas caminatas nocturnas, el silencio bajo la garúa de otoño, los recuerdos que atesoro hasta el día de hoy en un caja llena de casetes que me hablan de alguien que ya no soy. Y cuando escucho ciertas canciones, parte de aquel ingenuo adolescente lleno de sueños vuelve a mí.

Beautiful Girl (INXS). Recuerdo el entusiasmo de mi amigo Andrei, el incansable viajero, por INXS. Yo, que no entendía de música como ya he contado otras veces, descubrí tarde a este genial grupo australiano. Antes que el Kick (1987) y el X (1990), mi primer casete fue Welcome to wherever you are (1993). Por alguna razón de aquella producción siempre recuerdo Baby don't cry y, claro, Beautiful girl.



Blue Dress (Depeche Mode). En la radio de los noventa se podía escuchar Enjoy the silence y Personal Jesus una y otra vez. Recuerdo aquellos programas musicales donde si tenías suerte podías ver alguno de sus videos. Pero de aquel disco, Violator (1990), la melodía casi lírica de Waiting for the night y sobre todo de Blue dress los hizo mis preferidos.



Face to Face (Siouxsie and the Banshees). La primera vez que escuché Face to face fue en aquella cinta gótica de Tim Burton: Batman Returns (1992). Michael Keaton (Bruce Wayne) y Michelle Pfeiffer (Selina Kyle) bailaban aferrados uno al otro sin saber que eran enemigos mortales. Siouxsie and the Banshees grabaron esta canción de acordes casi hipnóticos, excelente letra y una inquietante interpretación a cargo de Siouxsie.



She talks to angels (The Black Crowes). En los noventa, o tenías buenos amigos con una gran selección de discos y casetes, o ibas a las galerías de siempre, en busca del grupo o cantante que no podías hallar en las valientes tiendas de música que luchaban por sobrevivir en esos difíciles años. The Black Crowes podía sonar a otras bandas de estilo similar, pero tenía letras muy buenas como la de esta canción del álbum Shake your money maker (1990).



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