domingo, 19 de febrero de 2017

Dr. Strange o la clave del conjuro perfecto

 
Es cierto que una crítica de Dr. Strange a estas alturas podría considerarse algo desfasada. Pero es una buena excusa para analizar un formato que le ha traído éxitos a la dupla Disney-Marvel. La película de Dr. Strange está construida sobre una serie de clichés del género de superhéroes, pero es lo suficientemente ágil para entretener al espectador.  

El viaje astral del Dr. Strange recuerda el estilo visual del cómic.

Si nos centramos en las recientes películas que sirvieron como presentación  de un personaje de Marvel, Dr. Strange se ubica por debajo de Iroman (2008) y Capitán América (2011), se equipara a lo visto en Thor (2011) y está por encima de Ant-Man (2015). Y decimos que está por encima de Ant-Man solo por lucir más recursos de producción y una historia ligeramente más ambiciosa.
 
La película protagonizada por Benedict Cumberbatch (Dr. Strange) combina dosis de humor y acción con un conjunto de efectos especiales cuyo mayor atractivo es el viaje astral de Dr. Strange (un homenaje al estilo gráfico del cómic) durante su primer encuentro con El Anciano (Tilda Swinton).
 
Dr. Strange hace uso de los recursos de las series televisivas.
Disney-Marvel repite una vez más el estilo ligero que tan bien conocen directores como Joss Whedon (la saga de Avengers) y los hermanos Russo (la segunda y tercera entrega del Capitán América). Por eso el personaje de Dr. Strange parece al inicio combinar el desenfado presuntuoso del Tony Stark de Robert Downey Jr. con la acritud racional del Dr. House de Hugh Laurie.

Antes que los elementos habituales del género, es  el paso del doctor exitoso al aprendiz de brujo lo más interesante. La clave está en Benedict Cumberbatch que tiene el carisma y el talento suficientes para hacer simpático a su personaje, tal como lo hace con su versión de Sherlock Holmes (en una serie que ya va por su sétima temporada).

¿Y dónde está el famoso conjuro perfecto del título? Pues en la escena poscréditos entre Dr. Strange y Thor que sirve de enlace con Thor: Rangaranok (2017). Allí está la mayor fortaleza de Disney-Marvel: la capacidad para enlazar personajes e historias de su saga fílmica de superhéroes. Este detalle da un valor adicional a cintas de resultado irregular, pero que unidas y relacionadas entre sí generan la sensación de estar ante una historia mayor. Por supuesto, nos referimos a Avengers: Infinity War.
 
 

 


 

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