domingo, 15 de febrero de 2015

Memento, cine negro contemporáneo


Un antihéroe con el que empatizamos de inmediato, un policía corrupto que lo acompaña en su búsqueda y una femme fatale en todo el sentido de la palabra, personajes marginales fuera de la ley que ocultan sus intenciones bajo gestos fingidos y diálogos ingeniosos, en una historia en la que buenos y malos se confunden, donde se ha cometido un crimen y se van a cometer algunos más. Éste es el entorno incierto por donde suelen andar los protagonistas del cine negro clásico, un andar aún más extraviado para un protagonista con un problema mental.
Leonard sufre de amnesia anterógrada, una enfermedad que afecta la memoria a largo plazo impidiéndole generar nuevos recuerdos. Siendo consciente de su condición, Leonard ha creado un sistema basado en fotografías y anotaciones que le sirven para poder mantener el hilo de lo que va viviendo, más específicamente de lo que va descubriendo, puesto que Leonard está en la búsqueda del autor de la violación y asesinato de su esposa, que es el último recuerdo que Leonard tiene claro en su mente. En esta búsqueda Leonard no sabe en quién confiar, y su incapacidad mental complica esta situación; lleva siempre consigo una cámara Polaroid con la que hace fotografías de personas y lugares que va conociendo, las conserva y escribe anotaciones en ellas,deja mensajes dirigidos a sí mismo a través de tatuajes en su propio cuerpo, todo esto es parte de su sistema, y le funciona, pero algunos toman ventaja de su condición para su propio beneficio.

Esta es la trama principal de la película, narrada en dos líneas de tiempo que transcurren en direcciones temporales opuestas que al unirse forman una narración continua. La historia es contada empezando por el final, cuando Leonard mata a quien pronto descubrimos es el culpable del crimen de su mujer, y por lo tanto culpable también de su enfermedad mental. Pero mientras avanza la película, y vamos retrocediendo en el tiempo, descubrimos que existe la probabilidad de que Leonard haya matado al hombre equivocado, y empezamos a acompañarlo en su búsqueda. Es aquí donde se pone de manifiesto uno de los mayores logros de la película; la forma en la que se cuenta la historia consigue que empaticemos con la enfermedad del protagonista. Gracias al transcurrir inverso en el que se narra la trama principal, en cada secuencia tenemos la misma información que tiene el protagonista sobre los hechos precedentes, es decir, ninguna.
La narrativa inversa de la trama principal también nos obliga como espectadores a poner cada pieza de tiempo en su lugar y, como le ocurre al personaje, intentar adivinar las intenciones de los personajes secundarios en cada secuencia. La segunda línea de tiempo, que transcurre en un curso normal y se visualiza en blanco y negro, nos sirve para entender el pasado de Leonard antes del accidente que causó su enfermedad, entendemos así sus temores y motivaciones, y comprendemos el sistema que utiliza para mantener una secuencia coherente de hechos recientes, todo esto a través de una conversación telefónica en una habitación de hotel.
Finalmente ambas líneas de tiempo se unen para dar inicio al clímax y desenlace de la película. Los personajes secundarios van siendo definidos durante la película a través de los esbozos que significan las fotografías, las anotaciones y las intermitentes interacciones que tiene el protagonista con cada uno de ellos. Así es como entendemos la condena que significa para el protagonista padecer esta enfermedad, que le anula toda capacidad de establecer vínculos reales con el exterior.
Teddy es el compañero de Leonard en la búsqueda del asesino y violador de su mujer. Teddy es también un policía corrupto que utiliza a Leonard para matar a un narcotraficante llamado Jimmy y así poder quedarse con su dinero. Teddy es a quien vemos ser asesinado por Leonard en la primera secuencia de la película. Leonard consigue aparentes aliados en su búsqueda, pero cada uno tendrá intereses particulares en su relación con el protagonista, a quien utilizan para cometer delitos que saben luego no recordará. Ellos saben que cada vez que Leonard pierde la memoria tienen la oportunidad de convertirse en alguien distinto para él, y aprenden a manipularlo, pero no toman en cuenta que quien mejor puede manipular a Leonard es él mismo. Natalie es la mesera de un bar adonde Leonard llega casualmente gracias a una nota escrita por ella. Natalie es también la novia de Jimmy y utiliza a Leonard para deshacerse de un hombre llamado Dodd. Natalie es quien ayuda a Leonard a conseguir la información necesaria para llegar al asesino y violador de su esposa.
En general, los guiones cinematográficos son tan buenos como la manera en la que sus tramas secundarias se relacionan con la trama principal. La relación del protagonista con Teddy y con Natalie las conseguimos entender en el transcurso de la primera parte de la película y las vamos redefiniendo mientras se revelan las intenciones que cada uno tiene con Leonard a lo largo de la película. Pero la historia de Sammy Jamkis, aunque se presenta desde la primera parte de la película, sólo se introduce en la trama principal hacia el final, de manera inesperada y generando una interesante ambigüedad muy en coherencia con la situación mental del protagonista.


Sammy Jankis es un hombre que adquirió la misma enfermedad de la que sufre Leonard mientras éste último trabajaba como investigador en una compañía de seguros. Sammy Jankis es también a quien recurre Leonard mentalmente para tener conciencia de su propia enfermedad cada vez que lo olvida. Sammy Jankis asesinó involuntariamente a su esposa debido a su enfermedad. Leonard se niega a aceptar que en realidad él es Sammy Jankis.
Cine negro contemporáneo
La condición mental del protagonista, así como los artificios en la estructura del guion, nos pueden hacer clasificar fácilmente a esta película como un suspense psicológico. Sin embargo, podemos encontrar elementos suficientes que nos acercan mucho más a un cine negro contemporáneo.
Las dos líneas de tiempo se diferencian formalmente, y aunque es evidente que esta diferencia formal sirve principalmente para ayudar al espectador a seguir ambos hilos temporales sin problemas, el blanco y negro muy contrastado de una de estas líneas temporales es correctamente utilizado para entrar con facilidad en la historia que Leonard cuenta por teléfono. Así, este claroscuro tan típico del cine negro, ayuda a conseguir casi de inmediato la sensación de desorientación y soledad que acompaña al personaje durante toda la película.
El expresionismo visual es otro de los elementos importantes que distinguen al cine negro clásico, y aunque en esta película se utiliza parcialmente, es en la propuesta formal de la narración en donde cobra importancia. Memento tiene un guion expresionista, innovador para su época, que entre otros méritos ya indicados, ha logrado convertir una pequeña historia de búsqueda de venganza en un impresionante thriller psicológico neo noir, haciéndonos creer compleja una historia que contada de otro modo cabría en un estupendo cortometraje.
La película transcurre de día en su mayor parte, con secuencias exteriores bien iluminadas y sin mayor artificio visual. No se insiste en una estética de ambientes oscuros y cerrados característica del cine negro, pero a cambio de eso tenemos a una ciudad de Los Ángeles decadente, en donde siempre encontramos cerca un lugar para desaparecer, y también un lugar para hacer desaparecer a alguien. La oscuridad está en la psicología del personaje y en las de quienes lo acompañan.
Los diálogos se perciben más naturales que las clásicas líneas del cine negro, sin embargo, al conocer las intenciones de los personajes que rodean al protagonista en el transcurrir de la película, los sabemos tan fingidos como aquellos. Tal como en el cine negro clásico, las posturas del mundo subterráneo intentan pasar desapercibidas en la sociedad formal; la época y el contexto requiere que se cambien las palabras, pero no las intenciones. La femme fatale, otro elemento clave en el cine negro, aparece aquí en una versión acorde con nuestros tiempos; es explícita en sus intenciones y también sexualmente, pero no recibe ninguna clase de castigo por atreverse a transgredir el mundo de hombres en el que vive, como si ocurriría en el cine negro clásico.
Finalmente, esta historia de venganza resulta no ser tal y el drama psicológico termina cobrando más peso, sin embargo, y al más puro estilo del cine negro clásico, la historia que se cuenta termina siendo únicamente un pretexto para construir un retrato contemporáneo de una sociedad corrupta e individualista, habitada por personajes cínicos y solitarios.
Este texto apareció también en la Revista Digital de Cine Sala1 (www.revistasala1.com).


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